Mujeres valientes con cadenas que romper
“Madrid, 1928. La vida no era fácil y menos si eras mujer”. Con este punto de arranque se presentó en Berlín Las chicas del cable, la primera serie española producida por Netflix. A la capital alemana acudió el elenco principal así como sus creadores Ramón Campos y Teresa Fernández-Valdés. Esta historia producida por Bambú (Gran hotel, Velvet) narra el giro que toma la vida de cuatro jóvenes mujeres cuando se trasladan a la capital española para trabajar en la incipiente empresa de telefonía. Fernández-Valdés aseguró que la serie no está dirigida únicamente a un público femenino “pero sí se lo va a poner más fácil a ese público que no se ha asomado tanto a la plataforma”. “Vamos a contar una historia de mujeres fuertes que se atrevieron a entregarse a sus emociones”, una historia que conecta con los derechos de las mujeres que hoy en el siglo XXI aún deben reclamar porque “muchos de los conflictos de las protagonistas todavía se perciben por desgracia en muchas sociedades”, lamentó. Para Campos, se trata de un grupo de mujeres en situaciones distintas pero con un nexo en común: están atadas a su familia, su pareja o sus recuerdos. “Quieren romper sus cadenas desde el punto de vista emocional y sexual para convertirse en las mujeres que quieren ser”. Las cuatro actrices principales parecían encantadas con esta campaña de promoción de la serie y desvelaron algunos detalles de la misma. Blanca Suárez explicó que cada una de las protagonistas “viene de un lugar diferente con una historia particular”. En el caso de su personaje, “no pretende hacer amigas pero de repente la vida la aboca a hacer piña con las otras tres chicas”. Otra de las protagonistas, Ana Fernández, preguntada sobre qué diferencias existen entre trabajar para una cadena generalista o para Netflix, destacó la tranquilidad que supone no estar pendientes de la audiencia del día del estreno y que mientras en las series en abierto “todo está muy suavizado, aquí no hay filtros”. Para Nadia de Santiago, su personaje aporta el toque de humor: “Ella ya trabajó de telefonista en un pueblo pequeño y se siente desbordada tras llegar a Madrid, todo es nuevo y deberá realizar un aprendizaje”. Por último, Maggie Civantos destacó que el cambio tecnológico que supuso la llegada de la telefonía significó “una liberación para la mujer por el hecho de incorporarse al trabajo. La telefonía era una posibilidad para llegar a ser mujeres independientes”.