La Vanguardia

El Barça recurre al prefijo 3-4-3 para remontar ante el PSG

El 3-4-3 ha conectado al Barça con su alma de fútbol total para la Champions

- CARLES RUIPÉREZ

Si el Barcelona quiere remontar la eliminator­ia contra el PSG sabe que debe empezar el partido desde antes del pitido inicial. La intención blaugrana es que el encuentro se haga muy largo para los franceses, que sus jugadores tengan que pensar mucho, o que no puedan ni hacerlo. El duelo arrancará desde el momento en que la UEFA imprima el folio con las alineacion­es titulares. En el dibujo, los jugadores del Barça estarán colocados en un 3-4-3. De eso no hay ninguna duda. Esa táctica es la que ha dado un nuevo impulso a un equipo que se colapsó en París. Ese sistema, desde que empezó a carburar en la segunda parte en el Calderón, ha conseguido que el PSG y Emery duden incluso con el 4-0 de la ida a su favor.

La última evolución del juego del Barça no es sino un regreso a los orígenes. La vuelta de tuerca resulta que es desandar lo andado. El futuro era 1990. A Luis Enrique lo fichó Cruyff para el Barcelona pero nunca estuvo a las órdenes del Flaco. Sin embargo, en su tercera y última temporada en el banquillo del Camp Nou, el asturiano ha recuperado el sistema puro del dream team del holandés, con rombo en el centro del campo. Se trata del viejo nuevo 3-4-3, de un moderno antiguo 3-4-3, innovador pero clásico, académico a la par que transgreso­r, una táctica que remite a Wembley y que da esperanzas de proseguir el camino hacia Cardiff. Es una sorpresa conocida y que todos esperan.

“El PSG está avisado”, alertaba al cuadro parisino ayer en portada el diario L’Équipe. Porque sólo hay una cosa peor que un Barça herido en su orgullo tras la debacle en el Parque de los Príncipes y es un Barça convencido de lo que quiere hacer para apurar su última oportunida­d, por muy pequeña que sea. Tiene que ser una remontada por sistema, un sistema que favorece la libertad y la capacidad de influencia de Messi, que conecta a Busquets a los dos interiores, que obliga a la defensa a estar cerca de la medular, que abre el campo con dos extremos y deja espacios en el área para que los aproveche Luis Suárez.

Si la partitura está clara, falta saber a ciencia cierta quienes serán los intérprete­s. Mascherano, uno de los favoritos de Luis Enrique por su carácter, podría hacerse un hue- co en la defensa de tres –colocándos­e en la derecha– y completarí­a una zaga, al lado de Umtiti y Piqué, de tres centrales con oficio. El damnificad­o sería Alba, que en esa posición juega con el freno de mano.

La otra novedad sería la entrada de Andrés Iniesta, que Luis Enrique casi dio por hecha en la sala de prensa aunque el capitán sólo ha jugado uno de los tres partidos con el cambio de sistema. En total, el de Fuentealbi­lla ha sumado apenas 110 minutos desde la debacle del 14 de febrero. “A Andrés hay que cuidarlo cada vez más y llega en las mejores condicione­s para el partido”, analizó el asturiano tras golear al Celta.

Quizás si el resultado adverso

Sólo hay una cosa peor para Emery que un Barça herido en el orgullo y es un Barça convencido

Rijkaard remontó en el 2007, Guardiola le sacó brillo y a Luis Enrique ya le sirvió ante el PSG

fuese menor, Luis Enrique reservaría al manchego para que entrase cuando los rivales ya estuviesen cansados. Pero el Barcelona necesita de sus jugadores más desequilib­rantes desde el minuto 1 para meter el miedo en el cuerpo al PSG. La entrada del capitán haría que Rakitic se cambiase de banda, desde donde debería ayudar a Mascherano en la defensa a Draxler.

Faltaría por decidir el nombre del extremo derecho. Rafinha ha jugado ahí contra el Atlético, el Sporting y el Celta y ha interpreta­do bien la doble función: pegarse a la banda con balón y convertirs­e en cuarto centrocamp­ista sin él. Sin embargo, Luis Enrique se podría plantear repetir un plan que ya le funcionó en el 0-4 en el Bernabeu de la temporada pasada, quizás su obra cumbre. Entonces fue el polivalent­e Sergi Roberto quien se movió como falso extremo derecho (Messi salía de una lesión) creando mucho juego entrelínea­s. El de Reus ha recuperado sensacione­s alejado del lateral.

Pese al riesgo que conlleva, ya que un gol francés obliga al Barça a marcar seis, el 3-4-3 tiene tradición en remontadas. En el 2007, Frank Rijkaard –aconsejado por Eusebio– lo desempolvó para dar la vuelta a unos cuartos de final de la Copa en La Romareda con unos primeros 45 minutos extraordin­arios (1-2). “Nunca corrí tanto en mi vida”, confesó tras la hazaña un joven Leo Messi. Sin embargo, unos días después se quedó a un gol de eliminar al Liverpool en la Champions.

Aquel día en Zaragoza Pep Guardiola se reenamoró del sistema de Cruyff y en la temporada 2011-12 no dudó en aplicarlo en el Barça y sacarle brillo con la llegada de Alexis y Cesc y con Messi de falso nueve.

Tampoco para Luis Enrique era nuevo. El 10 de diciembre del 2014, el asturiano ya lo utilizó en la última jornada de la Champions para conseguir la primera plaza de la fase de grupos. Fue el primer partido en que marcaron Messi, Neymar y Suárez juntos. Y la víctima no era otra que el PSG, que ahora teme que el 3-4-3 lo vuelva a engullir.

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Rakitic ha recuperado sus mejores sensacione­s con un dibujo táctico que potencia sus cualidades; el sábado marcó un gol contra el Celta
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DAN ISTITENE / GETTY

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