La Vanguardia

“Tratad la Biblia como el móvil”

El Papa anima a los fieles a llevar encima los Evangelios para poder leerlos a menudo

- EUSEBIO VAL Ciudad del Vaticano. Correspons­al

Francisco es el Sumo Pontífice de la Iglesia católica y jefe de Estado, pero se siente cómodo sobre todo en su papel de cura de periferia, como una especie de párroco global. En su estilo coloquial y directo, el Papa animó ayer a los fieles a llevar siempre encima una Biblia –o unos Evangelios en edición de bolsillo– para leerla a menudo, en cualquier momento del día.

Durante el ángelus, en el primer domingo de Cuaresma, Jorge Mario Bergoglio se refirió a los 40 días que Jesucristo pasó en el desierto, sujeto a las tentacione­s del demonio. Para derrotarlo, Francisco aconsejó fiarse de la Biblia, estudiarla bien, meditarla y asimilarla. “¿Qué sucedería si tratáramos la Biblia como tratamos nuestro teléfono móvil, si la llevásemos siempre con nosotros, si volviésemo­s atrás a buscarla como hacemos cuando nos olvidamos el móvil?”, se preguntó Francisco, que acompañó sus palabras con gestos. “Está claro que la comparació­n es paradójica, pero hace pensar –agregó–. En efecto, si llevásemos la palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo nos haría desviar del camino del bien”.

Después del rezo, desde el ventanal del palacio Apostólico, en la plaza de San Pedro, Francisco dirigió un saludo especial a los grupos de peregrinos llegados de Madrid, Córdoba, Varsovia y Milán. Y antes de retirarse y de desear, como siempre, “buen almuerzo”, volvió a insistir en comportars­e con la Biblia igual que con el móvil. “Pensad en esto, ¡la Biblia siempre con nosotros, cerca de nosotros!”, subrayó.

Por la tarde, Francisco y un nutrido grupo de miembros de la curia subieron a un autocar que les llevaría a Ariccia, una localidad a unos 40 kilómetros al sur de Roma, para los ejercicios espiritual­es. El Papa, como buen jesuita, da una gran importanci­a a estos ejercicios, que se prolongará­n hasta el próximo viernes y que son, en realidad, casi el único periodo de reposo que se toma durante el año, pues no hace vacaciones.

Francisco podrá reflexiona­r sobre sus cuatro años de pontificad­o, marcados por unos cambios que no siempre avanzan sin tensiones. Uno de los ámbitos con más éxito ha sido el financiero. Los últimos datos muestran que el déficit de la Santa Sede se ha reducido a menos de la mitad, si bien los números rojos aún ascendiero­n a 12,4 millones de euros en el 2015, el último año contabiliz­ado. La Ciudad del Vaticano –que tiene cuentas separadas– registró un superávit de 59,9 millones de euros, gracias, en primer lugar, a los Museos Vaticanos, su principal fuente de ingresos.

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