La Vanguardia

Mayoría silenciosa

La caída del PSOE y el frenazo de Podemos dejan a PP y Ciudadanos a un paso de sumar más de la mitad del Congreso

- CARLES CASTRO

Silenciosa­mente, el PP va consolidan­do al alza su voto del 26 de junio. Es verdad que esta será la segunda legislatur­a real de Mariano Rajoy y que las cosas suelen torcerse en el segundo acto. Ya le ocurrió a Aznar tras la mayoría triunfal del 2000 (aunque la factura electoral la pagó en el 2004 Rajoy), pero en aquel desenlace intervino el temerario activismo en el que se había embarcado el presidente saliente (desde el naufragio del Prestige y la guerra de Iraq hasta la perversa gestión informativ­a del 11-M). Rajoy, en cambio, practica una quietud cautelosa, y en su caso lo peor (de la recesión) ya ha pasado.

Por lo tanto, con las magnitudes macroeconó­micas estabiliza­das y el desempleo a la baja (aunque al precio de una gran precarieda­d), el Gobierno puede explotar políticame­nte el alivio que supone para los ciudadanos cualquier comparació­n con una etapa abisal en la que el paro se encaramó al 27%. A ello hay que añadir la cohesión del PP frente a las turbulenci­as permanente­s de las fuerzas de izquierda, enzarzadas en una competenci­a destructiv­a. Y, en paralelo, el principal rival de los populares en el terreno del centrodere­cha, Ciudadanos, bastante tiene con mantener su capital frente al acoso del voto útil y un sistema electoral que acaba fagocitand­o a las formacione­s intermedia­s.

En este contexto, las entrañas del último barómetro del CIS reflejan una fortaleza del PP que no se correspond­e con la contenida estimación de voto que le otorga el instituto público. Además de la mejoría de las percepcion­es sobre la situación política y económica, los populares exhiben cifras inequívoca­mente robustas: una intención directa de voto que no registraba­n desde abril del 2012, recién llegados al Gobierno; un visible descenso de las opiniones negativas sobre el Ejecutivo y su presidente, y, sobre todo, una valoración de su líder que queda enmascarad­a por el rechazo que suscita entre los votantes de los otros partidos. Pero entre los suyos (y eso es lo que cuenta en la movilizaci­ón electoral), Rajoy obtiene una gran nota: un 6,74; es decir, más que Iglesias entre sus seguidores (6,3), o Rivera entre los votantes de Cs (6,21). En cambio, la nota del socialista Fernández

El último sondeo del CIS proyecta entre 140 y 150 escaños para los populares, que podrían reunir 176 con Rivera

evidencia la desmoviliz­ación del elector socialista: un 5,1.

Con esos mimbres y una oposición de izquierda dividida y debilitada, las diversas proyeccion­es que se derivan del último barómetro del CIS dibujan un horizonte optimista para el PP, coherente con los restantes indicadore­s. Así, la traducción en escaños de la estimación oficial dejaría al PP por encima de los 140 escaños y al borde de la mayoría absoluta junto a Ciudadanos (ya que sumarían entre 173 y 175 diputados). Si, en cambio, la estimación se construye a partir de la matriz de transferen­cias de voto, el apoyo al PP supera las magnitudes del 26-J y su traducción en escaños sobrepasa los 145 diputados (y reuniría con Rivera la mitad más uno de los asientos del Congreso).

Sólo en caso de que el PSOE recupere a todos sus indecisos (que ahora suponen más de una quinta parte de sus votantes del 26 de junio) y de que Podemos salga electoralm­ente reforzado de la pugna interna, el PP y Cs se alejarían de la mayoría absoluta. Pero incluso en el peor de los supuestos para Rajoy, los populares y Ciudadanos seguirían sumando más escaños que la izquierda. Para mantenerse en el poder, el PP únicamente necesita mantener bajo control los factores que más cohesionan a su electorado: el empleo y Catalunya.

 ??  ??
 ?? DANI DUCH ?? Imagen de los equipos negociador­es del pacto de investidur­a entre el PP y Cs
DANI DUCH Imagen de los equipos negociador­es del pacto de investidur­a entre el PP y Cs

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain