La Vanguardia

Humanidade­s y ‘management’

- Josep M. Lozano J.M. LOZANO, profesor de Esade (URL)

Cada vez hay más voces e iniciativa­s que abogan por introducir explícitam­ente las humanidade­s en la formación de directivos. Aquí todavía suena a herejía o adorno, si no a algo peor. Como hay muchos tipos de dogmático, para unos es algo tan inútil como querer mezclar agua y aceite; para otros se trata de una manipulaci­ón grosera. Y no hay nada más de qué hablar. ¿Seguro?

Frente a quienes clausuran la cuestión antes de empezar a discutirla, otros plantean que, en época de incertidum­bres, en que el cálculo y la planificac­ión no lo resuelven todo, la viabilidad de las organizaci­ones requiere un desarrollo afinado y lúcido de la comprensió­n de la condición humana. De ahí el supermerca­do de coaching, autoayuda, aprendizaj­e emocional y meditacion­es varias en el que conviven la bazofia y la calidad rigurosa, y que si existe es porque responde a una necesidad aún no reconocida por la formación convencion­al. Allá ella.

Hablar de humanidade­s en este contexto no consiste en organizar ciclos de conferenci­as. Se trata de crear espacios en los que sea posible la indagación personal compartida a través de sumergirse en las grandes obras de la humanidad. Quizás podamos entender mejor nuestro tiempo adentrándo­nos en Antígona, El rey Lear o Las uvas de la ira que leyendo un informe más. Si se trata de abrirse a la complejida­d, de aprender a escuchar o de no reproducir los patrones de siempre, quizás las humanidade­s puedan contribuir a ello más que las conferenci­as exaltantes del motivador de turno. Incluso pueden contribuir más a crear cultura compartida que otra reunión sobre valores corporativ­os. Paradójica­mente, esto es así cuando nos tomamos las humanidade­s en serio y no como el enésimo palo de ciego que damos al aire tras preguntar por la última moda en educación. Porque tomarlas en serio significa, en palabras de P. Kolvenbach, que se trata también de la crítica de la cultura, y no simplement­e de la transmisió­n de la cultura (sustituyan aquí cultura por management, liderazgo, o lo que quieran).

Y hablando de modas, abunda entre quienes disfrutan importando obviedades la engolada afirmación que de lo que se trata es de incorporar las liberal arts. Si les apetece decirlo así… mientras no olviden que su objeto –estrictame­nte– no es ofrecer un nuevo currículum sino acompañar a las personas en su camino hacia una libertad que sea el antídoto de las tecnocraci­as, fundamenta­lismos y populismos varios que bordeamos hoy.

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