‘Sicuelismo’ tecnológico
¿Qué tipo de algoritmo relaciona Bigues i Riells con la bella ciudad de Anuradhapura en la lejana Sri Lanka?
Ya terminó el embriagador Mobile World Congress (quien lo escribe con una sola ese debería saber que, en catalán, los congres son congrios) y ahora vivimos la resaca. Su presencia mediática es tan apabullante que, sin querer, durante una semana consumimos una dosis de minutos audiovisuales y centímetros cuadrados impresos de una densidad sólo comparable a la que genera el fútbol. Los prototipos omnipotentes parecen una reactualización del agente 007 y las profecías sobre un futuro inmediato irreconocible confirman que los catalanes vivimos inmersos en otro proceso de consecuencias aún más imprevisibles que el soberanista. ¿Qué será antes, una Catalunya independiente o una ciudad llena de automóviles sin conductor? Llámenme lascivo, pero ambas hipótesis me llevan al sexo: en el primer caso para redirigir las ingentes energías que ahora se destinan a tertulias y combates; en el segundo, porque ya me dirán qué harán con su pareja si el volante se esconde y ninguno de los dos le puede reprochar al otro que se ha saltado un semáforo. Estos pensamientos verdes los provoca un delirante correo electrónico que me envía el buscador de hoteles Booking.com. Para poner contexto de un modo preciso, revelaré tres intimidades: 1) mi sobrino Màrius se casa con Judit (mi enhorabuena) este julio en Bigues i Riells; 2) la ceremonia es de tarde y el banquete, una cena, se alargará hasta tarde; 3) ergo, hemos reservado hotel para dormir aquella noche lo más cerca posible de la barra libre.
Dicho esto, reproduzco el correo posterior de Booking.com: “Màrius, ¿quieres que tu viaje a Bigues i Riells sea toda una aventura? Otros viajeros alargaron su viaje para ir a Anuradhapura, Bruselas, Saint-Rémy-de-Provence y Sitges”. Acto seguido me ofrecen, foto y link incluidos, habitaciones dobles en los cuatro destinos a precios desde, respectivamente, 9,42 euros, 35, 70 y 65. Y aún añade nueve destinos más que ahora no vienen al caso, pero que tampoco encajan ni tienen demasiado sentido. Las preguntas se me acumulan. ¿Qué puto algoritmo relaciona Bigues i Riells con la bella ciudad de Anuradhapura en Sri Lanka? Si yo contrato una habitación para no tener que volver a Barcelona aquella noche, ¿qué cabeza de chorlito “alargó su viaje” desde Bigues i Riells a Bruselas, pasando por Saint-Rémy-de-Provence? ¡Es que incluso Sitges pilla lejos! Los motivos de un turista suelen ser tan azarosos e inconfesables como los de un enamorado, pero una cosa es dejarse deslumbrar por un póster y otra bien distinta plantearse rutas ridículas. A veces pienso que en el sector tecnológico hay un porcentaje muy alto de falsos profetas de una nueva fe que podríamos denominar Sicuelista. Y si cuela, cuela.