La Vanguardia

La brecha de la esperanza de vida entre hombres y mujeres se acorta

La causa, la menor mortalidad por cáncer de pulmón y tráfico del varón

- CELESTE LÓPEZ Madrid

La esperanza de vida de los españoles no ha cesado de crecer hasta superar los 82 años. De hecho, se encuentran entre los ciudadanos más longevos del mundo: sólo en doce países se supera la barrera de los 82. Eso, de media, porque en realidad quien de verdad eleva este dato es la mujer española, con una esperanza de vida que alcanza los 85,5 años frente a los 80,1 años de los hombres, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Pero esta brecha se va acortando año a año (de los 7,3 años de diferencia en los primeros años de los noventa a los 5,4 actuales), gracias, entre otras causas, a la reducción de la mortalidad por cáncer de pulmón, por enfermedad­es cardiovasc­ulares y accidentes de tráfico de los varones.

Así lo indica el demógrafo Juan Manuel García, de la Universida­d Pablo de

A principios de los noventa, la diferencia de vida entre hombres y mujeres era de 7,3 años; ahora es de 5,4

Olavide de Sevilla, durante la jornada Reto demográfic­o y nuevo escenario migratorio en España, organizada por el

think tank Funcas en Madrid. García recuerda que la esperanza de vida al nacimiento en España a principios del siglo XX superaba los 40 años. Un siglo después, se ha duplicado la edad, es decir, que los ciudadanos nacidos en estas fechas vivirán el doble de años que sus antepasado­s. Tanto entonces como ahora, las mujeres viven más que los hombres. Según explica el demógrafo en el artículo “Una extraordin­aria longevidad femenina... ¿pero hasta cuándo?”, publicado en la revista Panorama Social ,la brecha de duración de vida entre hombres y mujeres se ha ido reduciendo “por diversas razones sociales y biológicas”.

Entre ellas, cabe citar la disminució­n de la mortalidad prematura de los varones. Hay que recordar que entre los años setenta, ochenta y noventa, las muertes por accidente de tráfico tenían como protagonis­ta principal al hombre. La decisión del gobierno de reducir las casi 6.000 muertes anuales que se producían en España en las carreteras, con medidas como el carnet por puntos (2005), se ha traducido en una notable mejora. A esto, hay que sumar el descenso de muertes por sida, que afectaron en la década de los ochenta mayoritari­amente a los varones. Según datos del Ministerio de Sanidad, entre 1981 y el 2014 se registraro­n casi 58.000 fallecimie­ntos por VIH y sida, el 80% en hombres. Otra de las causas de muerte prematura entre los varones eran, en esos años, los accidentes laborales, a causa de la ausencia de normas relativas a la prevención de accidentes.

El tabaquismo también restó (y resta) esperanza de vida a los varones, sobre todo hasta principios del XXI, cuando la adicción al tabaco era mayoritari­amente masculina (el porcentaje de mujeres fumadoras de más de 60 años era muy bajo). De ahí que la mortalidad por cáncer de pulmón tuviera ese mismo género. De nuevo, la intervenci­ón del Ejecutivo en materia de salud pública con la aprobación de la ley del tabaco ha beneficiad­o de manera clara a los varones. Son ellos precisamen­te los que han dejado más este hábito, mientras que las mujeres parecen haber hecho oídos sordos a las advertenci­as del riesgo. No es culpa de ellas, tal y como señalan los expertos: las campañas de conciencia­ción han ido dirigidas especialme­nte a los varones, mientras que en el caso de las féminas se ha centrado casi en exclusiva en evitar el tabaco cuando están embarazada­s. Un hábito que era liderado por hombres ahora es casi paritario (incluso femenino en las edades más jóvenes). La mortalidad por cáncer de pulmón en las mujeres ha aumentado un 80% en apenas una década y ya es la segunda causa de muerte por tumor tras el de mama.

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