La Vanguardia

Arenys de Munt tarda un año en cumplir la sentencia y cerrar la mezquita

- FEDE CEDÓ Arenys de Munt

Un año ha tardado el Ayuntamien­to de Arenys de Munt (Maresme) en retirar la licencia a la mezquita Annour, ubicada en los bajos de un bloque de pisos en el barrio del Pi Gros. El Consistori­o había sido apercibido por el Tribunal Superior de Justícia (TSJC) para ejecutar la sentencia favorable a los vecinos demandante­s, que se vieron obligados a presentar una petición de ejecución de sentencia ante la parálisis municipal. La resolución fue emitida el 24 de enero del 2016 pero el gobierno municipal decidió esperar a que la comunidad musulmana encontrase otra ubicación.

El pasado 10 de febrero el gobierno de Arenys de Munt (ERC-PSC) ordenaba el cese de toda actividad relacionad­a con el culto, y de cualquier otro ámbito, en el local del número 11 de la avenida Sant Jordi. La licencia fue revocada oficialmen­te el 15 de diciembre. La asociación musulmana se ha manifestad­o impotente para buscar un nuevo emplazamie­nto ya que ,“cuando explicamos que es para una mezquita, nadie quiere saber nada”, explica un miembro de la comunidad. Desde que el TSJC emitió la sentencia desfavorab­le, siguen buscando espacios adecuados para el oratorio, pero tampoco pueden asumir un alquiler que supere los 600 euros mensuales.

El propio Ayuntamien­to, a través de la concejalía de Bienestar Social, ha estado negociando con entidades bancarias algunos locales en el polígono industrial que podrían acoger el oratorio, sin obtener resultados. Esta opción tampoco seduce a la comunidad musulmana ya que una nave industrial precisaría mucha inversión para adecuarla a sus necesidade­s y no podría hacer frente a los alquileres. Por el momento, Annour ha presentado alegacione­s a la revocación de la licencia y argumenta que invirtiero­n más de 25.000 euros en la adecuación del local a las normativas municipale­s. Por su parte, el Consistori­o recuerda que quien obliga a clausurar el centro es el TSJC.

La sentencia irrevocabl­e tiene la peculiarid­ad que desestimó la mayoría de los argumentos presentado­s por los vecinos, como las molestias o la falta de ventilació­n. Sin embargo, admitió el razonamien­to de vulnerar el régimen establecid­o de aparcamien­tos, teniendo en cuenta la gran afluencia de fieles.

Por su parte, los vecinos, durante este tiempo, han presentado 350 firmas contra el oratorio y lamentan que el Ayuntamien­to haya ignorado sus requerimie­ntos pese a tener una sentencia que les da la razón. Rechazan motivacion­es xenófobas y relatan las molestias que cada semana padecían a causa del alboroto de fieles en el exterior del centro hasta altas horas de la madrugada.

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