Un abanico sorprende a Contador y Porte
Los dos favoritos ceden alrededor de un minuto en el inicio alocado de la París-Niza
Alberto Contador (ganador en el 2007 y el 2010, segundo el año pasado) y el australiano Richie Porte (campeón en el 2013 y el 2015, tercero hace un año) encaraban la París-Niza como principales favoritos. Con poco rodaje (9 y 7 días respectivamente de competición en este 2017), pero dispuestos a controlar la carrera y ponerse a prueba en las etapas clave. Un buen ensayo. Incluso L’Équipe los situaba solos a ambos en el primer escalafón de aspirantes: 5 estrellas para cada uno, mientras el diario francés dejaba con cuatro a Bardet, Henao y Zakarin.
Pues bien, apenas una etapa, en poco menos de 150 kilómetros, ha bastado para mostrar que, si realmente quieren la victoria, los jefes de filas del Trek y del BMC tendrán que sudar la gota gorda. Y revisar la estrategia inicial. Un día de lluvia, con viento y con abanicos desembocó en una jornada muy alejada de la típica primera etapa de “toma de contacto y los velocistas ya se lo harán”. Un día que ha servido para anunciar el color de esta París-Niza: batalla metro a metro.
Ayer la estrategia de los favoritos saltó por los aires a unos 40 km de la salida, cuando el viento hizo de las suyas y se formó un grupo de una veintena de fugados. Con seis corredores (de ocho posibles, casi todo el equipo) del Quick Step, con cinco del Fdj y, sobre todo, con nombres muy peligrosos de cara a la victoria final: Dan Martin (un dos estrellas de L’Équipe), Alaphilippe (3) y Sergio Henao (4). Alarma roja.
Durante casi cien kilómetros la carrera colgaba de un hilo para los sorprendidos, los piégés, que dicen en Francia. Contador, Porte, Zakarin, Bardet... todos obligados a una carrera de desgaste para no perder todas las opciones. La pérdida máxima rondó el minuto y medio, y en la meta de Bois d'Arcy, población residencial a sólo una veintena de kilómetros de París, quedaron fijadas las diferencias. Victoria del francés Arnaud Démare (uno de los cinco Fdj) por delante de su compatriota Julian Alaphilippe (uno de los seis Quick Step). Desenlace lógico.
Y en la primera general de esta carrera que acaba el domingo en Niza, Alaphilippe surge como primer beneficiado peligroso, con 53 segundos sobre Porte y 1m10s respecto a Contador, que en el tramo final no pudo ni resistir el ritmo de los más fuertes de su grupo. Bardet, que llegó con Porte, fue expulsado de la carrera por haberse remolcado con un coche después de una caída.
“Esto no ha terminado”, comentó Porte en la meta. “No ha sido un gran día, evidentemente, ahora hay corredores peligrosos por delante, pero también queda mucha carrera por disputar”. Su director, Yvon Ledanois, también relativizaba la situación: “La París-Niza no es una carrera de un día, sino de una semana”, avisa.
Por su parte, Contador quiso ver el vaso medio lleno: “Al menos, no me he caído. Y estuve a punto un par o tres de veces”, dijo. “Eso sí, he perdido un tiempo precioso. ¡Qué día! Nunca he entendido por qué la llaman la carrera del sol”, añadió con una sonrisa. Contador, resignado, reconocía que, en esta carrera, “a menudo son más importantes estas etapas que las marcadas sobre el papel, las de montaña o contrarreloj. Mañana [por hoy] será otro día...”. La segunda etapa es llana, sobre 195 km.