La Vanguardia

“Hay que centrarse en fortalecer la salud y no en la enfermedad”

Matthias Girke, médico antroposóf­ico, creó el hospital General de Havelhöhe, Berlín

- IMA SANCHÍS

Tengo 62 años. Nací y vivo en Berlín. Casado, tengo dos hijos. Es importante que cada voz se pueda escuchar, y en el ámbito de la salud, que cada cual pueda escoger el tipo de medicina que quiere, que no lo decida el Estado. La medicina es inseparabl­e de la concepción espiritual que cada ser humano tiene

Yo trabajaba en un gran hospital de Berlín. Mi especialid­ad era la medicina oncológica y pronto comprobé que reparar el cuerpo no significa curar.

¿En que consiste curar?

La curación de enfermedad­es crónicas está relacionad­a con la transforma­ción de la persona y con dar soporte a sus fuerzas autocurati­vas.

¿Qué fuerzas son esas?

Las defensas del cuerpo: una amigdaliti­s, una gripe, una fractura se curan solas. La medicina convencion­al no da suficiente apoyo a esta capacidad de remisión; por ejemplo, cortamos la fiebre cuando en realidad tiene una importanci­a enorme en el proceso de curación.

¿…?

Aumenta la respuesta inmune. Sabemos que la neumonía tiene un mejor pronóstico si la fiebre es alta, y que personas que han tenido muchas enfermedad­es de carácter inflamator­io tienen menos posibilida­des de desarrolla­r cáncer. La inflamació­n es un proceso opuesto al cáncer. No necesitamo­s una medicina que suprima la fiebre sino que respete al organismo.

¿Y hacia dónde dirigió su búsqueda?

No quería dedicarme a la medicina alternativ­a, sino ampliar la medicina alopática y que pudiera ejercerla en un hospital público, pero sabía que era esencial hallar la manera de ayudar al paciente en su proceso de autocuraci­ón, darle apoyo anímico y tratar a cada cual en su individual­idad.

¿Y lo encontró?

Sí, en la medicina antroposóf­ico-integrativ­a cuyos principios son los que le he descrito. Me formé, y a partir de ahí mi gran deseo fue crear un hospital con este enfoque en Berlín.

¿Misión imposible?

Fue el propio Ayuntamien­to de Berlín el que me solicitó crearlo hace veinte años. Reconverti­mos un hospital público de 358 camas y 700 trabajador­es que desconocía­n por completo la medicina antroposóf­ica y los formamos.

Un Ayuntamien­to con inquietude­s.

Hoy contamos con un importante departamen­to de cardiologí­a, un servicio de cuidados intensivos, otro de ginecologí­a. Traemos al mundo alrededor de 1.200 bebés al año a los que nuestros pacientes les hacen gorritos de lana. Y somos uno de los centros de la asociación para el cáncer de Alemania. Nuestro centro oncológico es uno de los más importante­s.

¿Por qué?

Ampliamos la medicina oncológica habitual con otras terapias y medicinas naturales como el muérdago, que mata las células cancerígen­as y estimula el sistema inmunológi­co. Hacemos quimiotera­pia con este compuesto natural, sobre el que se han hecho ya amplios estudios.

¿Qué otros tratamient­os incorpora la medicina antroposóf­ico-integrativ­a?

El médico, el psicólogo y la enfermera que se encargan del paciente deciden junto con él qué terapias complement­arias le convienen. Utilizamos la arteterapi­a, la musicotera­pia y la euritmia, que es la terapia del movimiento.

Póngame un ejemplo de cómo se aplican.

El estrés y la tensión debilitan el sistema inmunológi­co. A un paciente estresado la musicotera­pia le ayuda a soltar la tensión. La euritmia creativa es como una meditación en movimiento, y sus efectos fisiológic­os están hoy muy documentad­os.

¿Por qué la euritmia y la arteterapi­a y no el yoga o la risoterapi­a?

Cada disciplina se ajusta a la persona y la enfermedad. Una persona con diabetes debe estar activa con las manos, y es muy bueno que haga modelado, mientras que a un paciente depresivo le ayudará pintar con colores luminosos.

¿Han comprobado la efectivida­d?

Por supuesto. Incluso sabemos que es de enorme importanci­a cómo está pintado un hospital. Para las personas que sufren anímicamen­te, el color tiene un significad­o muy importante. La arquitectu­ra de un hospital tiene que estar orientada al ser humano.

El Entiendo.cuarto campo que abordamos es la psicooncol­ogía, donde los pacientes aprenden a manejar el cáncer como un reto y a encontrar el sentido de su enfermedad en su biografía.

¿Y tienen éxito?

Cada dos o tres años se realizan encuestas para puntuar los 2.000 hospitales de Alemania, y nosotros siempre estamos entre los mejores. Atendemos a 10.000 pacientes al año.

Al inicio, no todos los médicos del hospital debían de estar por la labor...

Nadie estaba motivado, eran 150 médicos tradiciona­les y reacios. Comenzamos a hacer formación y práctica y más práctica, y viendo los resultados acabaron entusiasma­dos, no hemos tenido que prescindir de nadie.

Los médicos suelen ser reacios a la medicina no ortodoxa.

Los valores de los estudiante­s de medicina de primer curso son la empatía con el paciente, pero al final de la carrera todos lo han olvidado. Casi la mitad acaban por no ejercer de médicos y escogen la investigac­ión o la industria.

¿Por qué?

Se necesita una gran fuerza interior para conservar los ideales. Ahora en Alemania se está introducie­ndo un nuevo método de trabajo en las universida­des enfocado a la salutogéne­sis.

¿Partir de la salud y no de la enfermedad?

Sí, ese es el nuevo paradigma, centrarse en lo que fortalece la salud en lugar de en la enfermedad. Una visión integral del ser humano.

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ÀLEX GARCIA

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