Wikileaks expone las armas cibernéticas de la CIA
Las filtraciones suponen un duro revés a EE.UU. en su pulso con Rusia
Estados Unidos parece no levantar cabeza en el pulso cibernético que mantiene con Rusia, una segunda guerra fría que se agrava día a día. Ayer sufrió un nuevo revés. Wikileaks publicó más de 8.700 documentos confidenciales del centro de inteligencia cibernética de la CIA, y expuso técnicas y herramientas que transforman teléfonos inteligentes, televisores y otros aparatos electrónicos conectados a internet en equipos de espionaje por control remoto.
Un televisor Samsung, por ejemplo, puede utilizarse para grabar conversaciones. Los iPhones de Apple, los teléfonos Android de Google, Linux y los sistemas operativos de Windows-XP, 7 y Vista 7 son vulnerables a esta piratería a favor de la CIA. La agencia, que ha contado con la ayuda de los servicios de inteligencia de otros países, también sabe cómo leer los mensajes encriptados de WhatsApp, Signal y Telegram.
Wikileaks afirma que la CIA ha montado en Frankfurt la base del ciberespionaje para Europa, Oriente Medio y África. También asegura que posee documentos sobre “toda la capacidad de pirateo” de la CIA y piensa difundirla en siete entregas. La primera, publicada ayer, se titula Año cero.
La CIA no confirmó la autenticidad de los documentos pero varios expertos citados por diversos medios de comunicación sí lo hicieron.
Como es de suponer, la red que contenía esta información tan sensible no estaba conectada a internet y Wikileaks no dio detalles de cómo la obtuvo.
En el 2008, piratas rusos penetraron una red del Pentágono que tampoco estaba conectada a internet. Fue en Kabul, Afganistán. En los quioscos próximos al cuartel general de la OTAN colocaron lápices de memoria infectados con un virus con la esperanza de que algún militar norteamericano comprara uno y lo conectara al ordenador de la red, como así fue.
Rusia ha sido la gran proveedora de contenido a Wikileaks. Lo aseguran 17 agencias de inteligencia estadounidenses, que han probado como, durante la pasada campaña electoral, hackers rusos piratearon miles de correos electrónicos del partido demócrata y los ofrecieron al portal que dirige Julian Assange desde la embajada de Ecuador en Londres, donde vive recluido desde hace cinco años por temor a ser extraditado a Estados Unidos.
El presidente ruso Vladímir Putin quería favorecer la campaña de Donald Trump porque su rival, Hillary Clinton, no iba a levantar las sanciones que pesan sobre Rusia desde la anexión de Crimea y la guerra en Ucrania, y en consecuencia tampoco iba a permitir a Moscú ampliar su esfera de influencia geopolítica.
El pasado 22 de julio, dos días antes de la convención demócrata, Wikileaks difundió unos 20.000 correos que demostraron cómo el comité nacional de partido favorecía a Clinton y perjudicaba a Sanders.
Wikileaks es una plataforma esencial en la estrategia del Kremlin para desestabilizar EE.UU. con el mínimo coste. Así lo asegura James Clapper, director de inteligencia nacional con Obama. Wikileaks es el altavoz, parte de una campaña que también manipula las redes sociales para que diseminen falsedades, así como noticias favorables a Trump.
Piratas rusos proveen de contenido a la plataforma de Assange para desestabilizar Estados Unidos