La expresidenta argentina denuncia una persecución judicial y política
Cristina Fernández fue ayer a tribunales a declarar por tercera vez como imputada. Horas después el centro de Buenos Aires se colapsó por una manifestación sindical multitudinaria. Sin embargo, ambos hechos no tenían ninguna relación aunque la expresidenta argentina intentó sin éxito que así fuera.
“Vivo con mi perrita, Lolita”, respondió Fernández a una pregunta de la secretaria del juez Claudio Bonadío. “Me refiero a personas”, insistió la funcionaria. La anécdota, recogida por La Nación, ejemplifica la actitud de la exmandataria, quien, según el rotativo, negó el saludo al magistrado que se ha convertido en su bestia negra y a quien ha intentado apartar de sus causas alegando hostilidad manifiesta.
La expresidenta (2007-2015) está imputada por corrupción, acusada de cohecho y lavado de dinero a través de la inmobiliaria familiar Los Sauces –sus hijos, Máximo y Florencia declararon el lunes–, que cobraba millonarios alquileres presuntamente ficticios o hinchados a dos empresarios amigos, su supuesto testaferro Lázaro Báez –encarcelado– y Cristóbal López, ambos grandes beneficiarios de contratos públicos bajo el kirchnerismo.
Fernández se negó a declarar y presentó un escrito donde rechaza las acusaciones y asegura ser “objeto de una persecución judicial y mediática” contra ella y sus hijos. Además acusa a Bonadío de “devolverle favores al Gobierno” de Mauricio Macri y denuncia “amenazas y hostigamiento” contra su familia.
Bonadío fue el año pasado el primer juez en procesar a Fernández por fraude al autorizar la decisión del Banco Central de vender dólares a futuro sabiendo que el Estado perdería dinero. Posteriormente fue procesada por primera vez por corrupción en una causa que instruye el juez Julián Ercolini por los sobreprecios pagados en las obras públicas durante su Gobierno.
A diferencia de la primera vez que declaró en los tribunales porteños ante Bonadío, en abril pasado, Fernández –que sopesa concurrir como candidata a senadora en las legislativas de octubre– no fue arropada ayer por sus seguidores. Hace unos días la líder kirchnerista pidió a sus partidarios no acudir a apoyarla y, en cambio, sumarse a la exitosa manifestación convocada ayer contra Macri por la CGT, la central sindical peronista, donde se anunció una huelga general para “fines de marzo o principios de abril”. Sin embargo, los sindicalistas acusaron a Fernández de “aprovechamiento político”. Juan Carlos Schmid, miembro del triunvirato que lidera la CGT, pasó días atrás factura a la expresidenta, que rompió con los sindicatos en la última etapa de su Gobierno. “Es extraño, por lo menos curioso, que una señora que despreciaba al sindicalismo ahora lo apoye, cuando alguna vez lo llamó aristocracia obrera”, dijo.