Iceta defiende “más PSOE en Catalunya y más PSC en España”
El líder catalán asegura que no ha perdido soberanía en la relación bilateral
Pese a que Javier Fernández y Miquel Iceta negaron ayer la mayor, lo cierto es que la “dura” negociación que el PSOE ha mantenido con el PSC en los últimos meses arrancó con fuertes presiones para romper definitivamente la relación que une a ambos partidos desde 1978. O, al menos, para que el PSC saliera de los órganos decisorios del PSOE. O, en último extremo, para que los militantes del PSC no pudieran votar en las primarias para elegir al líder del PSOE. Había, en todo caso, ganas de sangre. Y el veterano Iceta, hábil navegante en las procelosas aguas socialistas, y con más trienios en el PSOE que muchos de los que ahora reclamaban un castigo ejemplar, se olió el peligro. Y maniobró para evitar un naufragio que, al fin, habría sido tan perjudicial para el PSC como para el PSOE.
Así que, ante esta combativa posición de partida por parte de algunos notables y presidentes autonómicos del PSOE, no es de extrañar que Iceta celebrara ayer la firma del nuevo acuerdo: “¡Hoy es un día de mucha alegría!”, clamó.
El PSC, efectivamente, asume una serie de imposiciones y salvaguardas por parte del PSOE. Y también acepta acometer ahora la regularización de su censo de militantes que no quiso hacer en el 2002, cuando así lo acordó Ferraz. De tal manera que apenas algo más de 13.000 militantes –los que están al corriente del pago de su cuota, por domiciliación bancaria– podrán votar en las primarias de mayo del PSOE. Pero podrán votar. Algunos integrantes de la comisión negociadora, en el que ha jugado un papel determinante Elena Valenciano –como ya ocurrió en la crisis precedente del 2013, por el derecho a decidir–, advirtieron con éxito que excluir al PSC de la elección del próximo líder del PSOE habría deslegitimado al elegido. O a la elegida, dando por hecho que será la andaluza Susana Díaz.
Y aunque el PSC pierda peso proporcional en los órganos decisorios del PSOE, como consecuencia de su merma de militantes con plenos derechos, seguirá formando parte de los mismos. Como siempre. Y el fantasma de la ruptura queda enterrado. Y esta gravísima crisis se da por oficialmente superada.
Así que ayer, en Ferraz, ambas partes escenificaron su reconciliación. Y Miquel Iceta aprovechó para justificar las bondades del acuerdo, sin merma a su juicio para la autonomía y la soberanía del socialismo catalán. “El PSC no ha perdido soberanía, ha ganado peso político”, subrayó. Rechazó que el nuevo pacto sea una “imposición” del PSOE o suponga una “humillación” que “pisa la dignidad” del PSC. Todo lo contrario: resaltó que el nuevo acuerdo establece una “relación bilateral” entre el PSC y el PSOE que no existía en el protocolo de unidad sellado en 1978. Aunque dicha relación bilateral, advirtió, “no es un privilegio, sino una necesidad política”. Y es que, según subrayó, el acuerdo cumple su gran objetivo: “Quiero más PSOE en Catalunya y más PSC en España”.
Ferraz ha acabado asumiendo que excluir a los militantes catalanes de las primarias restaría legitimidad al ganador