Seis cabezas rinden elogio al silencio en tiempos de ruido intimidatorio
En esta época de trumpismo ,es decir, de ruido desaforado y pendenciero, el silencio se convierte en algo esencial. Este es el punto de partida de
Silence, la exposición que bajo este título presenta sobre el trabajo de Jaume Plensa en la galería Lelong, en el barrio neoyorquino de Chelsea. “En un mundo con tanto ruido, de conflicto, de dolor, el artista ha creado una sala perfecta para el silencio, que nos hace pensar y sentir profundamente”, dice Mary Sabbatino, vicepresidenta de la galería. La idea estructural consiste en apostar por lo contrario a la imposición de esas muchas voces que se cruzan en un contexto intimidatorio.
La galería se ubica justo casi debajo de la High Line, ese parque elevado que supuso la recuperación urbanística de una obsoleta vía ferroviaria industrial.
Ahí se atisba un punto de conexión con el trabajo de Plensa para esta muestra. Consiste en seis cabezas, dispuestas unas frente a otras componiendo una especie de triángulo, de otras tantas jóvenes de Asia, Europa y América Latina –todas conocidas para el escultor– que se hallan en tránsito: de adolescentes a mujeres. Las piezas, expresión típica del estilo
con el que explora el retrato contemporáneo, están construidas en madera.
Pero no es material nuevo, reluciente en su finura. No: se trata de madera procedente de la estructura de un viejo edificio. Sabbatino considera que más que reciclaje se trata de transformación. En esas figuras, apoyadas sobre vigas del mismo inmueble, como si emergieran de su profundidad y las coronasen, se observan las hendiduras, las fisuras que el paso del tiempo dejó por el uso original de la madera.
“Es una transformación a partir de las imperfecciones, que forman parte de la belleza”, sostiene la experta. “Algo físico y arquitectónico –insiste– se convierte en objeto de belleza. Las brechas (y señala en la frente de una de las cabezas) son como las marcas o cicatrices, las imperfecciones que tenemos los seres humanos. No se trata de un belleza idealizada, sino de una belleza real”.
Según el comunicado de prensa, “Plensa forja una conexión entre el espíritu y la materia, lo histórico y el presente, subrayando su búsqueda continua para entender la hermosura cotidiana”.
Para la galería Lelong, que representa a Plensa en esta ciudad, esta es la séptima muestra dedicada al creador catalán desde finales de los años noventa. Han constatado el interés creciente de su obra,que, a lo largo de estos dos decenios, ha logrado cimas importantes de exhibición pública. En mayo del 2011 se inauguró la instalación de Echo, cabeza alargada de 13 metros, en el parque Madison de Manhattan y que durante tres meses cautivó a los neoyorquinos. La echaron de menos cuando emprendió viaje.
Después, como cita el dossier de prensa, Awilda, otra testa de grandes dimensiones, impresionó en Chicago y en Miami.
La exhibición de la Lelong, que concluye este 11 de marzo, abrió el 2 de febrero, a los pocos días de que el ruidoso Trump accediera a la Casa Blanca. Un silencio casual, pero necesario.