El desafío del depredador
“Somos capaces de cualquier cosa”, avisa Suárez, decisivo en las grandes citas
Que un depredador de sangre caliente como Luis Suárez insista en pedir calma al barcelonismo ante la cita más candente de la temporada parece un contrasentido. Algo trama el delantero uruguayo, que rememoró el dolor de los primeros días después de la derrota de París y volvió a mostrarse convencido de que si existe un equipo capaz de levantar cuatro goles en la Champions, ese es el Barça. Suárez fue el jugador elegido para comparecer ante los medios, junto al entrenador, en víspera del partido. No es una casualidad. En momentos extremadamente delicados suelen tomar la palabra futbolistas con discurso y ascendencia en el vestuario.
En los últimos intentos de remontada europea el encargado de impartir las consignas fue Piqué. En el 2010 ( después de un 3-1 en el
“Debemos ser pacientes, no jugar a la desesperada ni volvernos locos desde el primer minuto”
terreno del Inter), el 2012 (1-0 en Stamford Bridge), y el 2013 (tras el 2-0 en campo del Milan y el 4-0 en el del Bayern), el defensa empezó a jugar el partido en la sala de prensa. Antes de la última final de la Champions hablaron Piqué y Neymar; en las tres anteriores, Puyol y Valdés. La voz corresponde siempre a pesos pesados, circunstancia que da idea del rango del uruguayo en el partido de hoy. Salvo en raras excepciones, las grandes citas contra rivales de alcurnia suelen recibir el sello goleador de Luis Suárez. Hace dos temporadas marcó un gol frente al PSG en el Camp Nou y dos en el Parque de los Príncipes.
“Debemos ser pacientes y ambiciosos, pero no jugar a la desesperada, ni intentar volvernos locos desde el primer minuto. Y que el público también tenga paciencia, que nosotros somos los primeros que queremos darle la vuelta, pero somos conscientes de que el partido dura 95 minutos”. En este sentido, de los 122 goles del Barça en esta temporada, 43 se han producido en las primeras partes y la mayor parte, 79, en las segundas. Tan moderado discurso de Suárez, cuando Luis Enrique exige un Camp Nou frenético, da que sospechar. Hace tiempo que el uruguayo denota que quiere influir de manera determinante en el que define como “uno de los partidos más importantes de mi carrera”.
En el último compromiso, el sábado contra el Celta, el nueve ni marcó ni asistió en los cinco goles blaugrana, un hecho insólito que invita a pensar que reservó fuerzas y recursos. En el partido anterior, frente al Sporting, hizo dos goles en la primera parte y fue sustituido en el descanso. La planificación para que su rendimiento sea máximo en el día de hoy ha sido meticulosa. “Es un lindo desafío intentar dar la vuelta a un resultado que nunca se dio. En el fútbol nada es imposible y estoy convencido de que se puede, por todo en su tiempo, con nuestra filosofía de juego y manejando bien el partido”.
Ambición, paciencia, filosofía de juego y apoyo incondicional del público. Las cuatro patas en que Suárez pretende sustentar el éxito. Él, si acaso, ya se comprometerá a poner los goles.