La Vanguardia

La última trampa

Trapp quiere volver a frenar al tridente pese a su poca experienci­a internacio­nal

- CARLES RUIPÉREZ

En el minuto 27 en París todo pudo cambiar. Neymar dejó solo a André Gomes en el área. Si el portugués hubiese marcado, habría puesto momentánea­mente el 1-1 y al PSG le hubiesen entrado dudas. Si hubiese acertado, el Barça a lo mejor sólo necesitarí­a tres goles para remontar. Pero cuando Gomes controló, ya tenía encima a Kevin Trapp, que estuvo rapidísimo en la salida y desvió el disparo con la pierna derecha. Aquella parada de Trapp (Merzig, 1990) fue la confirmaci­ón para el PSG de que había encontrado al portero que buscaba.

Cuando Emery llegó se encontró con la duda de la portería. Por un lado estaba Trapp, fichado en el 2015 por 9,5 millones, que pertenece a la nueva generación de guardameta­s alemanes pero a quien siempre se le había visto un peldaño por debajo de Neuer (Bayern), Ter Stegen, Zieler (Leicester) o Leno (Bayer). Por otro, se había repescado a Aréola, cedido en el Villarreal, tres años más joven, al que se considera el heredero de Lama. Aún ahora el francés ha jugado más: 23 duelos por 17.

De hecho, la ida fue el primer encuentro del alemán en esta Champions. Los seis del grupo los jugó Aréola, que le quitó el sitio en septiembre después de que en el último minuto a Trapp se le escapase un disparo que significó el 1-1 del St. Etienne. Sin embargo, tras la derrota contra el Guingamp en diciembre, el germano volvió y se afianzó.

Con su planta de modelo y sus 1,89 metros, Trapp será el último muro que derribar por el tridente, al que ya secó en París. “Nadie esperaba que sus tres delanteros no harían ni un solo tiro a puerta”, reflexionó. Sin embargo, sabe que hoy será distinto. “Tenemos que jugar como si fuera la ida. Sabemos bien que aún no estamos clasificad­os”, revela Trapp, que se formó en el Kaiserslau­tern y explotó en el Eintracht Frankfurt. En el campo, el idioma no es un problema para comunicars­e con los defensas Marquinhos y Thiago Silva ya que su pareja es la brasileña Izabel Goulart, una de las ángeles de Victoria’s Secret.

Trapp es consciente de que en caso de remontada su figura quedará señalada. “Está tranquilo. Kevin está jugando bien. Es seguro en la salidas y con el pie nos dan mucho juego”, radiografí­a Blaise Matuidi. La historia está de su parte. Hoy hace dos años de la última vez que Trapp tuvo que recoger cuatro veces el balón de su portería. Fue en Colonia, cuando perdió 4-2. Y en toda su carrera profesiona­l, sólo dos resultados le eliminaría­n. Encajó un 5-0 del Bayern en el 2014 y un 6-1 en casa del Hertha. Hoy él es la trampa.

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CÉSAR RANGEL Kevin Trapp, ayer sobre el césped del Camp Nou

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