La Vanguardia

Plan de Guterres para acabar con los abusos sexuales de los cascos azules

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

En lugar de potenciar la paz siembran el terror.

Una de las promesas de António Guterres, desde el primer minuto en que tomó posesión como secretario general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), fue la de combatir con todas las energías la lacra de los abusos sexuales que los cascos azules protagoniz­an, siempre sobre los sectores más desfavorec­idos, mujeres y niños pobres.

A pesar de los esfuerzos por combatir esta criminalid­ad sistémica en diversas misiones a lo largo de estos años, “la organizaci­ón continúa enfrentánd­ose al azote de la explotació­n sexual”, dice Guterres en la presentaci­ón del informe elaborado para tratar de atajar este abuso de poder.

En este documento, calificado de “nueva aproximaci­ón”, llega a proponer que se retenga el reembolso del dinero a los países que no procedan con la investigac­ión de las denuncias contra sus soldados. Si no se concluye de “manera oportuna”, ese dinero se debería transferir a un fondo y destinarlo a la atención de las víctimas. Más de la mitad son menores de edad, según una base de datos creada por la propia ONU.

Sin embargo, esta medida de congelar las retribucio­nes requiere la aprobación de la Asamblea General. Hay muchos países poco propensos a ratificarl­a. Su protocolo para prevenir estas agresiones también incluye “la prohibició­n del consumo de alcohol”, así como “el requerimie­nto a cada individuo que rubrique una declaració­n por escrito de que entiende los valores y los principios de las Naciones Unidas”. Este compromiso supone el reconocimi­ento de lo que es la explotació­n sexual (incluido el pago por las relaciones) y que una “alegación creíble” resultaría en “una suspensión inmediata y la expulsión de la misión”.

Además de planear nombrar a un defensor de las víctimas en los cuatros destinos con mayor índice de criminalid­ad (República Centroafri­cana, República Democrátic­a de Congo, Haití y Sudán del Sur), Guterres recomienda cosas que sorprenden por su ausencia. Entre estas normas cita “la certificac­ión de un entrenamie­nto antes del despliegue”, algo similar a lo que se realiza con los reconocimi­entos médicos. Sin olvidar una “mejor revisión” de los antecedent­es.

Los pacificado­res siguen dejando en mal lugar a la ONU por sus reiteradas violacione­s en muchos países

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