Cuando los enemigos visten traje
Trump se deshace del fiscal de Manhattan, Preet Bharara, temido por políticos de ambos bandos y por Wall Street
Cuando en una ocasión le preguntaron que le daba más miedo, respondió así:
–Los tipos trajeados. ¿Los políticos? No, realmente no me asustan.
Otra vez, en una conferencia ante un auditorio repleto de altos mandos de Wall Street, se arrancó con mucha guasa.
–Quiero disculparme por anticipado. No tengo citaciones judiciales para todos ustedes.
El público le interrumpió con una sonora carcajada.
–Sólo estaba bromeando... Ya he conseguido bastantes.
Este es Preet Bharara, hasta el fin de semana, fiscal jefe de Manhattan (distrito sur de Nueva York), el funcionario de más relumbrón a nivel nacional entre los 46 nombrados por Obama y que el viernes recibieron la petición de Jeff Sessions, fiscal general, de que renunciaran al cargo.
Ni hablar, replicó Bharara. A él, o lo echaban o no se iba. En todo caso, debían comunicarle la célebre frase de la marca trumpista .Y sucedió. “Yo no dimito, hace un momento me han dicho ‘estás despedido’”, tuiteó el sábado.
Bharara se ha ganado fama como el azote de políticos, incluidos los demócratas que le auparon –diez de los 17 imputados desde el 2009 e investigaciones en curso de los entornos del gobernador Andrew Cuomo y del alcalde Bill de Blasio–, perseguidor de depredadores financieros, de terroristas, mafiosos chinos o, incluso, diplomáticos. Nacido en India en 1968 y llegado a EE.UU. con sólo dos años, detuvo y acusó a Devyani Khobragade, vicecónsul de su país de origen, por mal trato laboral a una empleada doméstica. India lo acusó de traidor y el Departamento de Estado pasó el sonrojo de exculpar a la detenida por su inmunidad diplomática.
Su aura de justiciero, que no le ha librado de acusaciones de extralimitarse en sus funciones, inspiró el personaje Chuck Rhoades, que Paul Giamatti interpreta en la serie televisiva Billions.
Si en los capítulos de esta temporada Rhoades se ha montado una estrategia para evitar el cese, Bharara optó por atrincherarse. Esto le ha convertido en otro símbolo de la contestación judicial frente a la Casa Blanca.
Tras su amotinamiento, el sábado le llamó Dana Boente, la número dos en funciones de Justicia Bharara se resistió a dejar el cargo como uno más de los 46 de la lista y forzó a que le dijeran: “Estás despedido” y le comunicó el despido. Su marcha está envuelta, además, bajo esa extraña atmósfera de las teorías conspirativas tan al uso en la administración Trump.
En noviembre, tras la victoria del magnate, Bharara fue una de las personalidades que desfiló por la torre de la Quinta Avenida. Al salir, sostuvo que Trump, que aún no había jurado el cargo, le había dado garantías de que continuaría en su puesto.
Aseguran que Trump buscaba garantizarse una conexión con Chuck Schummer, senador demócrata neoyorquino y valedor de Bharara. Pero vista la mala relación con Schummer y, sin descartarse presiones de Wall Street, Bharara pasó a ser uno de los 46.