El PP se perfila como socio para aprobar los presupuestos vascos
El Gobierno de Urkullu fija de plazo hasta el miércoles para llegar a un preacuerdo
El Gobierno de Iñigo Urkullu ha cumplido cien días en un estado de salud envidiable. No sólo lo dicen las encuestas sino que el ejecutivo de coalición entre el PNV y el Partido Socialista puede escoger pareja de baile para aprobar los presupuestos para este año. De hecho, el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, ha fijado este miércoles como plazo máximo para cerrar un preacuerdo que le permita salvar las cuentas con uno de los grupos de la oposición. Aunque oficialmente nacionalistas y socialistas no dan todavía nada por hecho, el resto de partidos asumen que el socio con más opciones es el Partido Popular.
La fotografía resultante es importante no sólo por cómo se distribuyen los recursos entre las diferentes partidas. Servirá para clarificar la relación de fuerzas para esta legislatura en Euskadi, donde a las dos formaciones que sustentan el Ejecutivo les falta un escaño para llegar a la mayoría absoluta (38).
Además, puede servir como pista de aterrizaje al PNV para facilitar después la aprobación de los presupuestos generales del Estado, aunque desde Sabin Etxea insisten en que son dos esferas autónomas. El partido que lidera Andoni Ortuzar está dispuesto a asumir el coste político de un hipotético pacto con los populares en el Congreso siempre y cuando el fruto de la negociación sea lo bastante jugoso para la mayoría de los vascos.
En la misma línea, el presidente Mariano Rajoy también aseguró el viernes, desde Bruselas, que no se trata de un intercambio de “cromos” y avaló la mano tendida que la dirección autonómica de su partido, encabezada por el exministro Alfonso Alonso, ha mostrado durante las últimas semanas: “No aporta nada a los ciudadanos no tener presupuesto, es más, les perjudica”. Vía libre, por lo tanto, del jefe del Ejecutivo, que reveló reuniones con dirigentes nacionalistas para allanar el terreno al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. En la tarea de engrasar las relaciones políticas entre Madrid y Bilbao también ha jugado un papel destacado la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Este lunes, el consejero Azpiazu empezará una segunda ronda de contactos con los grupos parlamentarios que debe permitirle tomar una decisión. En las últimas horas, el lehendakari ha dado pistas sobre quien está más cerca –a estas alturas– de aprobar o abstenerse. En una entrevista en Radio Euskadi, interpeló a los dos principales grupos de la oposición, EH Bildu y Elkarrekin Podemos, para que concreten en qué partidas recortarían para poder aumentar el dinero en áreas sociales, tal como demandan. Según dijo, su proyecto ya destina el 76% de los recursos a educación, sanidad y protección social. Las dos formaciones, segunda y tercera fuerza en el Parlamento autonómico, creen que los nacionalistas se han decantado ya por los populares, aunque las conversaciones continúan abiertas en múltiples bandas. Parece casi imposible que el partido de Pablo Iglesias pueda apoyar al ejecutivo del PNV y del PSE en la agenda económica, si bien los tres han mostrado sintonía, en este inicio de legislatura, en otros ámbitos, como la ponencia sobre autogobierno y la de memoria y convivencia. La presión sindical también limita el margen de maniobra de las izquierdas.
En contraposición a estos grupos, Urkullu remarcó que el PP había tildado su proyecto de cuentas de “realista” y que, por lo tanto, ahora
Populares y PNV insisten en que no se trata de un “cambio de cromos” para aprobar las cuentas del Estado
espera que actúe en consecuencia. La respuesta de los conservadores es que mantienen la disposición “constructiva” pero le recuerdan que es incompatible explorar acuerdos con ellos y con Bildu al mismo tiempo.
Aunque el consejero de Economía haya marcado en rojo el miércoles 15, las dos partes saben que todavía tienen margen para limar asperezas. El debate de totalidad está previsto para finales de mes y, si las cuentas superan este primer trámite, se debatirán en su conjunto la segunda semana de abril. Antes, el próximo sábado, el PP vasco celebrará su congreso regional.
Superados los cien primeros días de gobierno, la política vasca abre una nueva etapa que puede tener repercusiones en la estabilidad española.