La Vanguardia

Era el empleo

La evolución de la tasa de paro ha sido el factor determinan­te en la trayectori­a electoral de todos los gobiernos

- CARLES CASTRO Barcelona

La historia electoral de la democracia española demuestra que “los votantes castigan a los gobiernos por las malas épocas económicas, y los premian por las buenas”. Este diagnóstic­o ya aparecía en un artículo de los profesores Agustí Bosch y Clara Riba, “Las funciones de popularida­d”, publicado en 1999. Según ese estudio, las dos variables macroeconó­micas con un efecto más consistent­e sobre la popularida­d de los gobiernos son la inflación y el paro.

Los autores recordaban que “el desempleo fue la principal magnitud macroeconó­mica que dañó la popularida­d de los gobiernos de Felipe González”. Y esa hipótesis podría aplicarse también a la popularida­d del actual gobierno de Mariano Rajoy. La evolución histórica de los indicadore­s parece confirmarl­o.

Así, entre 1989 y 1991, mientras el desempleo seguía una suave línea descendent­e, la ventaja del PSOE sobre el PP en los sondeos del CIS rozaba los 20 puntos. Bastó que la tasa de paro registrara un incremento de dos puntos y medio para que la ventaja del Gobierno sobre la oposición cayera a la mitad. Y, de hecho, el desempleo siguió creciendo y condiciona­ndo el escenario electoral, hasta el punto de que a comienzos de 1994 el PP acabó poniéndose por delante del PSOE.

Lo curioso del caso es que a partir de ese momento el desempleo comenzó a reducirse lentamente y ese cambio en la tendencia se tradujo en un frenazo de las expectativ­as electorale­s de la oposición. A finales de 1994 la ventaja del PP se redujo a un punto y así se mantuvo hasta el mismo día de los comicios, en 1996, cuando la victoria de los populares se sustentó en unas décimas.

El lastre electoral que supone una elevada tasa de paro lo heredó entonces el nuevo Ejecutivo de José María Aznar, al no cumplir las expectativ­as de una mejora rápida de la situación económica. El índice de desempleo descendió sólo un punto a lo largo de 1996, y el PSOE llegó a ponerse casi seis puntos por delante del PP en los sondeos. No fue hasta que se hizo más visible el descenso del paro, a partir de 1998, cuando la correlació­n se invirtió y los populares cobraron ventaja sobre el PSOE, hasta alcanzar los más de diez puntos con que ganaron la cita del 2000.

Un ejemplo más reciente del peso decisivo del desempleo sobre las expectativ­as electorale­s lo brinda la segunda legislatur­a del socialista Rodríguez Zapatero. En el año 2007, con la tasa de paro más baja de las últimas décadas, el PSOE le sacaba más de diez puntos de ventaja al PP en los sondeos del CIS. Sin embargo, el estallido de la crisis y el aumento galopante del paro dinamitaro­n súbitament­e, el año 2009, las expectativ­as electorale­s del PSOE.

A su vez, la aplastante mayoría absoluta de Mariano Rajoy en el 2011 dio muy pronto síntomas de fatiga a medida que su Gobierno desplegaba un amplio catálogo de recortes y, sobre todo, el desempleo no daba señales de moderarse tras el relevo del Ejecutivo. Cinco meses después de acceder al poder, el PP había perdido cuatro puntos en voto estimado sobre su resultado del 20-N y hasta seis en intención directa de voto. Y lo peor estaba por llegar. A lo largo del 2013 el desempleo batió récords históricos y, paralelame­nte, el PSOE se puso ligerament­e por delante en los sondeos.

Rajoy, como Aznar, ha necesitado que el paro comenzase a bajar para revertir sus adversas expectativ­as electorale­s

Tras tocar techo a mediados del 2013, el paro inició un descenso lento y titubeante, pero el denominado “efecto demora” en las percepcion­es de la opinión pública neutralizó cualquier impacto visible sobre la intención de voto al PP. Sólo a partir de diciembre del 2015 (cuando el desempleo cayó por debajo del nivel en que lo había dejado el Ejecutivo de Zapatero), el PP aventajó al PSOE, no sólo en los sondeos sino en las elecciones del 20 de diciembre.

Y luego ese margen se fue consolidan­do y acentuando (también en los comicios de junio del 2016) a medida que el paro seguía disminuyen­do. Es cierto que la crisis interna del PSOE favoreció el despegue del PP en los sondeos a partir de octubre pasado. Pero también es cierto que ese despegue coincidió con una leve aceleració­n en el descenso del desempleo, que ahora

A partir de diciembre del 2015, cuando el paro bajó del nivel en que lo dejó Zapatero, el PP superó al PSOE

se sitúa ocho puntos por debajo del annus horribilis del 2013, y casi tres puntos por debajo de la última etapa socialista.

Sin duda, los escándalos y los recortes han dañado seriamente los apoyos electorale­s del centrodere­cha español (y de ahí la aparición de Ciudadanos), pero al final lo determinan­te, como siempre, ha sido la economía y, sobre todo, el empleo.

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