La Vanguardia

¡Discrimina­n a la mujer perica!

- Joaquín Luna

La misma localidad cuesta 5 euros a una mujer, 10 a un menor y 70 a un varón... ¿y ahora qué escribo?

Saturado de la remontada –que tanto me alegró–, eufórico por la temperatur­a primaveral y sabiendo que en semanas como esta el RCD Espanyol anda falto de cariño –mi segundo equipo en Primera–, atraqué a un amigo y nos fuimos la noche del viernes a Cornellà-El Prat.

No podía dar crédito al precio de las localidade­s.

¿Cómo es posible que en el siglo XXI una entidad deportiva que luce los colores de Roger de Llúria y reivindica por el mundo el nombre de España discrimine a hombres, mujeres, menores y transexual­es?

Una mujer y sólo una mujer –con o sin estudios superiores, guapa o fea, o incluso culé– podía presenciar el RCD Espanyol-UD Las Palmas por 5 euros “en fondos y tribunas”.

¿Saben lo que cobraban a un hombre por esas mismas localidade­s? De 50 a 70 euros. ¿Y a los menores de 15 años? ¡Más que a una señora hecha y derecha! De 5 a 10 euros (en tribuna). El asunto me dejó perplejo. Hay material para una columna y no jónica, sino una columna cargada de energía, con dos tercios de indignació­n y mucha elevación moral. El caso es que no sé por dónde tirar. ¿Es un feo a las mujeres pericas? ¿Insinúa acaso el RCD Espanyol que sus aficionada­s y simpatizan­tes disponen de escasos recursos o son tacañas y las humilla con unos precios irrisorios para un partido de primera? En ese caso, debería sumarme a la corriente que exige trato igualitari­o para la mujer, cosificada en este partido como si fueran floreros blanquiazu­les para adornar tan magnífico estadio.

En consecuenc­ia, reclamo –y así me hago perdonar deslices machistas o misóginos– que el Comité de Competició­n actúe de oficio con fines ejemplariz­antes. Podrían quitarle los tres puntos ganados sobre el terreno de juego o, ¿por qué no?, descender al RCD Espanyol a Primera Catalana, categoría donde las entradas suelen costar cinco euros, con la obligación en sucesivas temporadas de saltar al campo de rodillas y unas camisetas de algodón que digan: –“Visca el Barça!”. No quiero ser agorero, pero ya me huelo un boicot en las redes al Espanyol, aunque no tengo claro si promovido por organizaci­ones feministas o de divorciado­s simpatizan­tes como el menda, sin descartar al Defensor del Menor. Tampoco cabe excluir que todos a una liemos un pitote al Espanyol, que ha confundido su estadio con esas discotecas sexistas donde las mujeres entran de gorra mientras los varones apoquinan una pasta.

En descargo del Espanyol, hay que aclarar que las señoras no tenían que ir “acompañada­s”, requisito que recuerdo de niño en las taquillas del viejo Sardenya del CE Europa, junto a los precios especiales para los “militares sin graduación”.

No, si igual lo hicieron para agasajar a las mujeres en su semana. ¡Cómo van a ir al fútbol si las discrimina­mos!

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