Un paraguas para los más vulnerables
Las oenegés como Probitas complementan las ayudas de comedor escolar que la Administración otorga
Alrededor de 60 millones de euros. Ésta es la cantidad que la Generalitat destinará este 2017 a becas comedor. Una partida en los presupuestos autonómicos que ha aumentado doce millones respecto al año anterior y que actualmente cubre a 93.662 de alumnos, 71.997 de los cuales tienen garantizado el 50% del coste del comedor, mientras los 21.665 restantes están exentos del pago del servicio.
Esta aportación, sin embargo, no basta. Allí donde no llega la Administración, llegan oenegés como la fundación Probitas, que en cinco años y con su programa Refuerzo de Alimentación Infantil (RAI) ha destinado casi cuatro millones de euros a becas comedor.
La oenegé catalana empezó el RAI en 2012 ofreciendo este tipo de ayudas a 1.114 menores. Ahora sus cifras se han multiplicado por seis: en 2016, Probitas sufragó el coste del comedor escolar de 6.722 niños. Este proyecto, asegura la directora de la fundación, Marta Segú, empezó porque vieron que faltaban recursos. “El programa ha ido creciendo a medida que la necesidad se ha hecho evidente”, explica Segú. Según Eurostat, en el 2015 un 34,4% de los menores españoles –más de dos millones de niños– vivía en un hogar en riesgo de pobreza o exclusión social, frente al 26,9% de la media europea.
La directora de la fundación hace hincapié en la rapidez del programa, ya que la entidad “se dirige directamente a las escuelas”. El proceso empieza cuando el alumno pide la beca que ofrece la Generalitat, que es condición sine qua non para entrar en el programa RAI. Si la Administración deniega la ayuda o la subvención es solo del 50%, la escuela propone al menor a Probitas para entrar en el programa. En este punto, la fundación estudia las propuestas del colegio y pide al director del centro que confirme, con los servicios sociales, que el demandante de la beca realmente la necesita. Así, la oenegé trabaja en red con escuela y servicios sociales.
Un ejemplo es el colegio Collaso i Gil, en el barrio del Raval, que forma parte del programa RAI. Lleva cinco años colaborando con Probitas. Su directora, Laura Tolosa, afirma que son 49 los alumnos subvencionados por la fundación, siete de ellos con una ayuda del 100%. “Nosotros estamos satisfechos con los servicios que ofrece el Departament d’Educació, que incrementa su presupuesto año tras año. Pero, al no cubrir toda la necesidad existente, Probitas es un complemento magnífico”, apunta Tolosa.
La fundación, que con el RAI llega a niños de entre 3 y 15 años, ha creado dentro del programa un proyecto específico, el RAI-ESO, para estudiantes de instituto en riesgo de exclusión social que no pueden optar a becas comedor debido a la implantación de la jornada intensiva en los centros de secundaria, que han cerrado sus cantinas y comedores. Esta iniciativa, a parte de proporcionar una comida a los adolescentes vulnerables, ofrece también “actividades de refuerzo escolar, deportivas y socioeducativas, hasta las cinco de la tarde”, apunta Segú.
El RAI es el primer plan de la fundación Probitas en España, concretamente en más de 150 colegios e institutos de Catalunya, Madrid y Murcia, aunque la directora de esta entidad avanza que ya están estudiando su implantación en otras comunidades autónomas. Por ser el benjamín de los tres proyectos de la entidad, se ha convertido, en palabras de la directora de la fundación, en su “programa estrella” y ha conseguido superar el presupuesto de las otras dos iniciativas que ejecuta esta oenegé.
Por suerte, Probitas no es la única organización que proporciona este tipo de ayudas. Cruz Roja, Educo y Fundesplai también intentan llegar allí donde la Administración no alcanza.
La fundación que dirige Marta Segú repartió 1.114 becas comedor en el 2012; en el 2016, seis veces más