Un puerto a todo gas
Las instalaciones portuarias de Barcelona dan los primeros pasos para reducir la contaminación cambiando el combustible
Desde hace algún tiempo, en algunos de los puertos más importante del mundo como los de Los Ángeles, Tokio o Vancouver se comienzan a ver barcos propulsados por gas natural licuado (GNL), un combustible alternativo que reduce en un 80% la emisión de dióxido de nitrógeno (NO2) y suprime al 100% la contaminación por partículas en suspensión y óxidos de azufre. Recientemente, Barcelona se ha unido al selecto club de ciudades que utilizan este sistema.
El ferry Abel Matutes de Baleària ya parte desde la capital catalana impulsado por GNL. Se trata de un proyecto pionero en España realizado con la colaboración de Gas Natural y el Port de Barcelona. Lo hace gracias a la instalación de un motor auxiliar y de un tanque para este combustible de 30 m3 que le dota de autonomía para una semana. El barco opera la ruta Barcelona–Palma de Mallorca diariamente.
“Es el primer paso firme de la apuesta por la empresa por el gas natural”, asegura el presidente de Baleària, Adolfo Utor. La empresa recibirá tres nuevos buques que utilizan este sistema entre finales del 2018 y principios del 2019. Ahora se están construyendo. La compañía cree que el coste de estas inversiones será recompensado en un futuro porque el GNL es una energía más limpia y barata.
Puede ser el primer buque de muchos. “Marca el camino que seguir”, afirma el presidente del Port de Barcelona, Sixte Cambra, quien asegura que el GNL es la “pieza clave” para reducir la contaminación que causa el puerto. “El gas natural será un protagonista clave en los próximos años en el sector del transporte por su reducción de emisiones y partículas en suspensión”, vaticina el director general de Negocios Minoristas de Gas Natural Fenosa, Daniel López Jordà.
Hoy por hoy, el Port de Barcelona es el responsable del 7,6% de la concentración media anual de NO2 en la capital catalana y del 1,5% de las partículas en suspensión. Por eso han trazado un plan de mejora de la calidad del aire que marca el rumbo que seguir con 50 acciones concretas. “No es sencillo reducir la contaminación de los barcos, pero es muy importante”, afirma el jefe de Medio Ambiente de la Autoritat Portuària a Barcelona, Jordi Vila. “Ahora que la ciudad y el área metropolitana se vuelca en la lucha contra la contaminación, el puerto también lo debe hacer”, sostiene Vila.
Efectivamente, la principal medida es el impulso del uso del GNL. Además de la contaminación, este sistema “ocupa menos espacio” y en caso de escape “sube hacia arriba” no como el butano o el propano, lo cual realza su seguridad.
Para promover a las compañías a que hagan el cambio el Port está creando las “infraestructuras necesarias”. Con la ayuda de financiación europea, se ha proyectado un brazo de carga criogénico para pequeñas embarcaciones y la adaptación de la gabarra para las grandes, entre otras acciones.
Según Vila, hace tres años “no todo el mundo creía en este sistema pero ahora sí”. Se calcula que hay menos de 80 barcos utilizando GNL en el mundo, pero se están construyendo 80 más, según el Port de Barcelona. “En veinte años una parte importante de la flota navegará con gas”, augura Jordi Vila.
“Reclamamos bonificaciones para los barcos limpios, son fundamentales”, advierte también. Actualmente son de un 5% y desde el Port de Barcelona se pide al Ministerio de Fomento que suban a un 40%, como ya pasa “en otros países”. Así está establecido en puertos como Rotterdam, Hamburgo y Amberes. Por otro lado, el puerto de Barcelona tiene planificado que todos sus vehículos terrestres sean eléctricos en el año 2020.
Barcelona pide más bonificaciones para la energía limpia siguiendo la estela de Rotterdam, Hamburgo o Amberes