La Vanguardia

Los puentes de Madison

ROBERT JAMES WALLER (1939-2017) Escritor estadounid­ense

- PABLO CUBÍ

Una de las grandes novelas románticas de finales del siglo XX se hizo casi de un día para otro. Su autor, Robert Waller, la escribió en apenas dos semanas, durante una escapada de su monótona vida como profesor de Economía en la Universida­d de Iowa. Había decidido ir a sacar fotografía­s a los puentes antiguos de una zona rural al sur del estado. Así salió la idea de Los puentes de Madison County. La novela y los puentes se hicieron mundialmen­te famosos.

El libro explica la historia de Francesca, una granjera de 45 años y origen italiano cuya aburrida rutina de madre de familia se ve trastocada por la aparición de un veterano fotógrafo, Robert Kincaid, un aventurero del que Francesca acabará enamorada y que pondrá en duda sus certezas durante los cuatro días que su marido e hijos están de viaje. La crítica, como reseñaba el

New York Times, fue bastante dura con Waller cuando la novela apareció a principios de los noventa. Los personajes eran “poco convincent­es” y el estilo “excesivame­nte meloso”. Por suerte para el autor, la impresión de los lectores fue muy diferente. Se convirtió en un éxito inmediato. La novela estuvo tres años en los primeros puestos de ventas, superando el récord de Lo que el viento se llevó.

Clint Eastwood, que acababa de alcanzar la cima en la dirección con el western crepuscula­r Sin perdón, se hizo con el proyecto de llevarlo al cine. La película, que él mismo protagoniz­ó junto a Meryl Streep fue otra diana. La crítica admiró la valentía del Eastwood actor de dejar de lado su imagen icónica y mostrar en pantalla los signos evidentes de la edad, y Streep fue designada por décima vez para un Oscar.

Para entonces, Robert Waller todavía no se podía creer en qué se había convertido aquella historia cogida de retazos autobiográ­ficos. Francesca era una conocida a la que había dedicado una canción. Él se había criado en una de esas granjas de Iowa y su madre se reflejaba en algunos de los rasgos de la protagonis­ta.

Waller había pasado toda su vida en el mundo universita­rio. Se casó joven y se divorció joven. Pasó buena parte de su carrera profesiona­l en la escuela de economía de la Universida­d del Norte de Iowa. Su experienci­a editorial se había limitado hasta entonces a una serie de artículos sobre viajes y naturaleza, que publicaba en el dominical del diario Des Moines Register. Luego recopilado­s en dos libros que tampoco llamaron la atención.

Harto de su vida universita­ria, en 1990 pidió un permiso para emprender el viaje que cambiaría su vida. Mientras Los

puentes de Madison County aún seguía en la lista de más vendidos y se traducía por todo el mundo (en España lo editó Ediciones B y Columna), Waller volvió a probar fortuna. En diez días había pergeñado su siguiente novela, Vals lento en

Cedar Bent, que se publicó en 1993. Era otra historia de amor, esta vez entre un profesor de Economía y la mujer de un colega. La primera edición fue masiva, casi un millón de ejemplares, pero la respuesta del público no. Estuvo entre los más vendidos unas semanas, pero, dadas las expectativ­as, se consideró un fracaso.

Waller intentó distanciar­se y se trasladó al sur del país, en un rancho centenario de Texas. Allí vio la luz Puerto Vallarta –que también fue llevada al cine– y Aires de la frontera.

En el 2002 volvió a recuperar sus personajes más famosos en

Los caminos del recuerdo (Planeta), que él mismo calificó de un epílogo a Los puentes de Madison. Un avejentado Kincaid regresa a aquellos puentes en los que, por cierto, durante estos años ya se han celebrado decenas de bodas. En su siguiente novela, Tango en el paraíso (Ediciones B), del 2005, pasa el testigo a la siguiente generación con el hijo de Kincaid de protagonis­ta.

Wellar se había vuelto a casar y tenía una hija, que fue la que anunció que su padre había fallecido de un cáncer el pasado viernes, a los 77 años.

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