El Madrid vence pero acaba atrincherado jugando con uno más
El Madrid se hace con el liderato con una sufrida remontada gracias a un gol final de cabeza de Sergio Ramos
El Madrid recuperó el liderato con una muy sufrida victoria sobre el Betis con todos los clichés del equipo de Zidane: un gol salvador de Sergio Ramos en el tramo final que culminaba la remontada gracias a un cabezazo del sevillano tras un saque de córner de Kroos. No hay por ahora antídoto contra dicha jugada. El Madrid también padeció la resaca posteuropea. Su juego tuvo momentos buenos, pero en general acusó falta de frescura. El Betis, con una fuerte presión en el centro del campo, le hizo daño y aún con un hombre menos hizo peligrar la victoria de los blancos.
Para no variar, también esta vez tuvo que remontar el Madrid el gol inicial del contrario, una cantada monumental de Keylor Navas que encrespó al Bernabeu contra el costarricense, que sólo trocó los silbidos por aplausos en el añadido, cuando voló para atajar un cabezazo de Sanabria que hubiera supuesto el empate.
El partido fue raro. Por primera vez en mucho tiempo, y quizás por la ausencia obligada del sancionado Bale, Zidane dejó también en el banquillo a Benzema y apostó por un 4-3-3, pero con James en la punta derecha, El equipo mezcló momentos de fútbol aceptables con faltas de concentración en defensa que a punto estuvieron de costarle muy caro.
La puesta en escena de los blancos fue muy buena ante un Betis que salió con su esperada defensa de cinco. El primer cuarto de hora fue un acoso total del Madrid, que encerró al equipo andaluz en su área. El Betis se salvó porque el Madrid jugó con criterio sólo hasta las proximidades del área de Adán. Allí se le nublaban las ideas. Modric no encontraba el último pase y Morata y Cristiano más que apoyarse se estorbaban el uno al otro a la hora de ganarse el espacio para el remate final.
El paso de los minutos llevó al Betis a adelantar líneas. Un tiro lejano de Rubén Castro fue su primer aviso. Fue como si a partir de ese momento se viviese el mundo al revés; el juego era monopolio del Madrid, pero las ocasiones empezaron a caer del lado de un Betis que llegaba muy suelto arriba. En el minuto 22 se apuntó el drama. Brasanac se plantó solo ante Keylor Navas y este le derribó fuera del área, pero Mateu no pitó nada cuando debió mostrarle la roja. De hecho, fue la tónica de Mateu, uno de esos partidos en los que para que el árbitro valenciano intervenga un jugador tiene que sacar una recortada y liarse a tiros contra todos. Con la excepción de Piccini, expulsado.
Cuando aún estaba estupefacto el Bernabeu por lo que acababa de ver, el Betis marcaría dos minutos después de una forma inverosímil. Sanabria se sacó de la manga un tirito no muy fuerte ni colocado desde la frontal. Keylor se estiró y lo blocó, pero luego con una mano introdujo el balón en su portería mientras que con la otra no llegó a tiempo a sacarlo.
A partir de ahí, se ganó la pitada general del respetable, algo que se venía gestando hace tiempo por su pobre rendimiento esta temporada. En el último minuto se reconcilió con el público al evitar el remate de Sanabria que entraba junto al palo.
El gol visitante cortó de raíz el buen juego del Madrid, tocado en lo anímico. El partido perdió ritmo y cuando parecía que se iba a llegar al descanso con el 0-1 empató el Madrid en una acción cien veces vista en el Bernabeu: un buen centro desde la izquierda de Marcelo y un cabezazo de Cristiano que superó por bajo a Adán.
La segunda parte no mejoró el juego pero sí la tensión. El Madrid perdía frescura a ojos vista y Zidane lo refrescó con Lucas Vázquez, Benzema y Asensio. En el último cuarto llegó la resolución. Piccini se ganó la segunda amarilla al cortar una contra de Lucas y el Betis se quedó con diez. El Madrid lo aprovechó con su jugada de manual: córner que saca Kroos y cabezazo de Ramos. Otra vez. Y van unas cuantas.
El portero, que debió ser expulsado en la primera parte, se tragó un remate y salvó al Madrid al final Isco fue el mejor al principio, pero se desfondó después; James pasó inadvertido