Machismo criminal
La pareja homosexual apaleada en Berga, sorprendida por el alud de muestras de apoyo
Los ataques homófobos del fin de semana son otra forma de violencia machista.
Les han roto la cara por un beso. Es lo que cuentan Andy y Jorge, la pareja víctima de una brutal agresión en la puerta de un bar en Berga. ¿Su delito? Escenificar su amor en la calle. Un joven al que no conocían de nada y testigo del beso se encaró con ellos. “¿Qué hacéis? Qué asco. ¿Por qué no os vais a otro sitio?”, les increpó. La respuesta de Andy a esa provocación (es lo que él cuenta) entra en la lógica de lo que cualquier persona habría hecho, con independencia de su tendencia sexual, en tales circunstancias. “Si alguien siente asco por esto, que se vaya”, contestó. Y los dos jóvenes volvieron a besarse. Segundos después todo se descontroló. Puñetazos, patadas, golpes... Andy y Jorge recibieron una paliza en la puerta de ese bar. El primer golpe lo dio esa persona que gritó en plena calle sentir “asco” al ver a dos hombres besándose en público. Tiene 19 años, es vecino de Berga y ayer fue arrestado. Al ataque, con claros tintes homofóbicos, se sumaron después entre cuatro y seis personas. La pareja acabó en el hospital y los Mossos trabajan ahora para identificar y localizar al resto de agresores.
Andy Aguilar confesaba ayer sentirse desbordado por las innumerables muestras de apoyo que él y su pareja han recibido desde que decidieron hacer pública en las redes sociales esta agresión. Los golpes recibidos en la cara duelen, pero el ataque ha causado en ambos jóvenes lesiones no tan visibles y más difíciles de curar. “Ha sido un ataque con un claro móvil homofóbico y desde el primer momento tuvimos muy claro que teníamos que denunciarlo. Esto no se puede permitir, ni por activa ni por pasiva”, sentencia Andy.
La repercusión que está teniendo su historia, que ayer ocupaba los primeros puestos en la lista de las tendencias más comentadas en las redes sociales, se apunta como un buen antídoto para curar secuelas psicológicas. Andy y Jorge han sido los primeros sorprendidos por el revuelo mediático (ninguno de ellos destaca por tener un papel reivindicativo en grupos y asociaciones de homosexuales) que ha despertado su caso. Con manifestación incluida –anoche en la plaza de Berga– a la que no faltaron Andy y Jorge, muy emocionados por tantas muestras de cariño. Constatada esa realidad –el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont o la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se han sumado a los mensajes de apoyo– esta pareja gay no puede más que estar agradecida con todos aquellos que se han solidarizado con su particular drama.
Andy tiene 28 años. Se ha criado en Berga (su madre vive en Cal Rosal) pero ahora trabaja como camarero en Barcelona. “Hace unos tres meses que inicié una relación con Jorge –contaba ayer Andy– y después de que mi madre insistiera mucho para conocer a mi nueva pareja, ambos decidi-
Familiares y amigos, entre el público que ayer arropó y animó a las víctimas del ataque El autor del primer puñetazo, de 19 años, está detenido; se busca a más personas
mos pasar el fin de semana en Berga”. Llegaron entrada la noche, hubo presentación en familia y después la pareja salió a tomar una copa. “Es mi pueblo, donde me he criado y hace mucho tiempo que decidí mostrarme a mis amigos y vecinos tal y como soy”, recalca el joven. Así que Andy y Jorge no tenían ningún motivo para esconder sus sentimientos. Y así lo hicieron a lo largo de toda la velada.
Todo se torció entrada la madrugada cuando la pareja salió de la sala de fiestas La General para fumarse un cigarrillo. Una nueva muestra de cariño en la calle y llegó la lluvia de golpes. “El primer puñetazo nos alcanzó a los dos. Fue cuando dimos la espalda a esa persona, para darnos otro beso, que gritaba que nuestro comportamiento le daba asco”, narra Andy. Y el joven no niega que después del primer golpe, él respondió con otro puñetazo. “Había llevado a mi pareja a conocer a mi familia, quería enseñarle el sitio donde me he criado y nos pasa esto...”, continúa el joven. A partir de ese momento todo es confuso para ambas víctimas. “Llegó más gente y empezamos a recibir golpes por todos los lados”, recuerda Andy. La pareja acabó en el hospital con diversas contusiones y cortes en la cara. Existe un vídeo que los Mossos están analizando para confirmar que la grabación se corresponde con ese ataque. Si es así, podría servir para identificar a todos los agresores. Andy no puede asegurar que otras personas escucharan como el primer agresor –el joven de 19 años detenido ayer, conocido en Berga por algún que otro altercado y que podría padecer, según su familia, algún trastorno– les increpó a gritos por darse un beso. Si es así le habría gustado, confiesa, “que alguien hubiese salido en nuestra defensa. Por eso digo que hay que luchar, también por pasiva, contra los ataques homofóbicos”, clama.
Los responsables de la sala La General colgaron ayer en la fachada del local un cartel para denunciar ese ataque. Aseguran que cuando se pruebe quiénes son los autores, esas personas tendrán prohibida por vida la entrada en la sala. El Ayuntamiento de Berga
“Hemos denunciado porque estas cosas no se pueden permitir, ni por activa ni por pasiva”
también ha condenado los hechos y estudia personarse como acusador en la causa judicial. El presidente del Observatorio contra la Homofobia (OCH), Eugeni Rodríguez, recalcó, por su parte, que este nuevo ataque al colectivo homosexual aumenta la sensación de “impunidad” ante las agresiones homófobas y exigió al Govern que abra una oficina de atención a las víctimas.
Para Andy esta agresión es algo nuevo. “Jamás había sufrido un ataque por mostrarme tal y como soy”, asegura. UGT Catalunya considera inaceptable que “hoy en día algunas aún personas puedan sentir miedo por mostrar sus sentimientos”. Las cifras referidas a este colectivo de Arcópolis, la asociación LGTBI que puso en marcha el Observatorio Madrileño contra Homofobia y Transfobia, son preocupantes. “Cada dos días se produce una agresión”, revela Rubén López. El vocal de Arcópolis considera que la situación puede empeorar aún más con la campaña de la organización ultracatólica Hazte Oír con un mensaje que puede incitar al odio y que salpica, además de al colectivo de transexuales, también a los homosexuales.
“Quería que mi pareja conociese a mi madre y mis raíces, y nos pasa todo esto”