El peor año para los menores sirios
Cuando apenas falta un día para que se cumplan seis años del comienzo de la guerra en Siria, un informe de Unicef publicado ayer denuncia que el 2016 fue el peor año para los niños en este país. Se han batido los récords de violaciones contra los menores sirios y al menos 652 de ellos fueron asesinados el año pasado, un 20% más que en el 2015. No hubo tregua en ataques a escuelas, hospitales, parques o casas. De los niños que perdieron la vida, 255 lo hicieron dentro o cerca de un colegio, mientras que se produjeron al menos 338 ataques contra hospitales y personal médico. Una de cada tres escuelas no se puede utilizar porque algún grupo armado la está ocupando, así que 1,7 millones de jóvenes no están escolarizados. Otros 2,3 millones están refugiados en otro país de Oriente Medio. “La magnitud del sufrimiento no tiene precedentes. Millones de niños de Siria son víctimas de ataques a diario, sus vidas están del revés”, explica desde Homs el director regional de Unicef en Oriente Medio y el norte de África, Geert Cappelaere. “Cada niño está marcado para toda su vida con consecuencias terribles para su salud, su bienestar y su futuro”. Durante el año pasado más de 8.500 niños fueron reclutados para combatir en el conflicto, más del doble que en el 2015. La organización asegura que cada vez más los niños participan en el combate “en casos extremos como ejecutores, terroristas suicidas o carceleros”. Los más vulnerables son los 2,8 millones que se encuentran en zonas de difícil acceso y, sobre todo, los 280.000 que viven bajo asedio, casi completamente aislados de la ayuda humanitaria.