La Vanguardia

Trágica ‘misa ricotera’

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al HERNAN LEONARDI / AP

Ser pasional es un valor positivo en Argentina. Pero la pasión mal entendida ha vuelto a provocar una tragedia. Dos muertos aplastados es el resultado de un caos anunciado aunque el desastre podría haber sido mayor durante la misa ricotera, el concierto anual de un mítico rockero local, Indio Solari, teniendo en cuenta que unas 350.000 personas asistieron a un recital que, como mucho, estaba preparado para 170.000. Cifras inverosími­les o dignas de los Rolling Stones y que sólo encuentran explicació­n en la pasión argentina.

El concierto se celebró el sábado en un solar de Olavarría, localidad de la provincia de Buenos Aires situada a 350 kilómetros de la capital argentina. La distancia no es un problema para los fans del Indio, los ricoteros, que en los últimos años han acudido masivament­e desde todo el país a sus esporádico­s recitales, que no se publicitan pero de los que todo el mundo habla semanas antes. El anterior había tenido lugar justo hace un año, el 12 de marzo del 2016 en la ciudad de Tandil, ante 200.000 espectador­es. Allí Solari, de 68 años, anunció que padecía

Concierto masivo. Una vez más, la pasión y el descontrol se desataron en uno de los esperados recitales de Indio Solari, en

esta ocasión en Olavarría parkinson, lo que este año llevó a muchos seguidores a ir en masa a Olavarría pensando que sería su última misa.

Las expectativ­as se superaron y Olavarría se vio desbordada por la visita de casi cuatro veces más de sus 110.000 habitantes. La entrada única valía unos 45 euros y ayer aún no estaba claro cuántas se habían vendido, aunque coincidía con los 170.000 de la capacidad máxima del recinto. Sin embargo, los testigos explican que se accedía a presión, que el clima era asfixiante y que a la tercera canción se abrieron las puertas para que entraran los miles de fans que habían llegado sin billete. Los medios hablan de hasta 350.000 asistentes y la fiscal que investiga las muertes sospecha que pudo haber 400.000 espectador­es, muchos de los cuales llegaron en familia, con sus hijos pequeños.

Los fallecidos son dos hombres de 36 y 42 años, que murieron por paro cardiorres­piratorio supuestame­nte debido a las avalanchas que se produjeron en el recinto. De los seis heridos graves ingresados el sábado, ayer aún quedaban dos en cuidados intensivos. También había una treintena de personas buscadas por sus familiares que probableme­nte se habían quedado sin batería en el móvil y no tenían dinero o forma de regresar a sus hogares. Ayer aún restaban 200 personas varadas en Olavarría. La mayoría de espectador­es había llegado en autocares y furgonetas ilegales. En la estación de autobuses de la localidad se produjeron saqueos y enfrentami­entos con la policía.

El boca a boca promociona­ba el concierto como el “pogo más grande del mundo”, traducción del estilo de baile punk (mosh o moshing) donde los participan­tes se empujan entre sí y no son raras las peleas. A pesar de las muertes el concierto acabó pasada la medianoche, tras dos horas y media, aunque Solari interrumpi­ó varias veces el recital para pedir que la gente se echara para atrás para evitar las avalanchas y que las autoridade­s sacaran a un grupo de borrachos que estaban peleándose y que , según dijo, estaban “deteniendo” el espectácul­o. “Es muy loco lo que está pasando”, advirtió el Indio desde el escenario.

Exlíder de Los Redonditos de Ricota, grupo emblemátic­o de la movida rockera argentina de los ochenta y los noventa, Solari, que apenas da entrevista­s, se ha convertido en un gurú o sumo sacerdote musical que una vez al año organizaba un pasional encuentro que se ha venido en llamar misa ricotera donde el descontrol forma parte del ritual. Ayer el músico –que ya empezaba a pasar de héroe a villano en algunos medios– se recluyó en su finca de Buenos Aires tras declarar ante la fiscalía, declinar cualquier responsabi­lidad y acusar a la prensa de vender “pescado podrido” y actuar de forma “irresponsa­ble y mezquina”.

“Esto es lo que pasa cuando uno pasa por arriba de las normas”, declaró el domingo el presidente Mauricio Macri tras enviar su pésame a las familias de las víctimas. Como sucede también en estos casos, ayer nadie se hacía responsabl­e del caos: ni el cantante, ni la policía bonaerense, ni el alcalde –del partido de Macri– que se empeñó en llevar al Indio a Olavarría, ni la productora contratada por Solari.

Dos muertos por avalanchas

en el caótico concierto anual del rockero argentino Indio Solari Al menos 350.000 personas acudieron a un recital previsto para la mitad de espectador­es

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