Primeros huevos rotos de la temporada
Marta Rovira, diputada de ERC, contó en TV3 cómo se incorporó a la primera línea política. Acababa de tener una hija y, a las tres de la madrugada, Oriol Junqueras la llamó para pedirle que le acompañara en la alta responsabilidad de llevar a Catalunya a la independencia. Los nigromantes de la Reforma Horaria, tan popular en nuestro país, siempre hablan del ritmo circadiano, relacionado con la respuesta del organismo a la luz y la oscuridad. Está claro que Junqueras tiene un ritmo circadiano más propio de fabricante de metaanfetamina que de pontífice republicano. Pero, aunque llamar de madrugada a madres primerizas debería castigarse con la inhabilitación (más justificada que la de los nuevos mártires, desobedientes pero no prevaricadores, del 9-N), Rovira lo agradeció porque estaba despierta a causa, precisamente, de su condición de madre. Sorprende que esta información no haya sido manipulada por la Central Lechera-Brunete Mediática-Operación Catalunya Brigada Aranzadi para acusar a Junqueras de inducción al insomnio. La acusación se podría completar con vídeos de Gabriel Rufián en Sábado de Luxe (Telecinco), en una tertulia sobre la onda expansiva de la maternidad en la que se llegó a decir que tener hijos hace perder calidad de vida.
En La Sexta, mientras tanto, doble dosis de plató-adictos: Cristina Cifuentes y Miguel Ángel Revilla. Revilla no tuvo bastante y el domingo se sentó en el sofá de Risto Mejide (Cuatro). Me gustaría tener los conocimientos necesarios para calcular cuántas horas de televisión ha consumido Revilla en este siglo y convertir en algoritmo el abismo entre representatividad y cuota de audiencia. Revilla merece que se cree la categoría de absentismo laboral televisivo, que no debería ser una falta sino una virtud. Cuanto más sale en la tele, mejores son sus resultados no sólo electorales sino también de audiencia.
¿Y los socialistas? Han tenido un fin de semana difícil. Les ha tocado digerir: a) que Pedro Sánchez, ideólogo del “No es no”, se presente con el lema “Sí es sí”, b) que Patxi López confirme su perfil vintage (nunca sabes si las imágenes en las que sale corresponden a un acto de hace diez o veinte años) y c) que, con toda la artillería oficialista, Susana Díaz anuncie que anunciará su candidatura a las primarias. Anunciar que anunciarás algo es un acto de onanismo comunicativo que aspira a contraprogramar al rival. Teniendo en cuenta cómo está el socialismo europeo, la presencia de Díaz pondrá a prueba nuestro ritmo circadiano. Pero, más que cualquier otra, la imagen estática y monolítica del tribunal dictando sentencia nos recordó los límites de la legitimidad contra la legalidad y que los escenarios y las estrategias de intimidación institucional deberían modernizarse. En un marco tan rígido y amenazador, incluso una absolución daría miedo.
Revilla merece que se cree la categoría de absentismo laboral televisivo