La Vanguardia

Carta a Pedro Mir

- MARIANO PUIG

Querido Pedro,

Anteanoche me dieron la noticia de que nos habías dejado… definitiva­mente. De una forma discreta, sin darlo a conocer a nadie, siguiendo las precisas instruccio­nes que habías dejado. Incinerand­o tu cuerpo y dejando tus cenizas al lado de tus padres, en el cementerio de Vilassar de Mar, su pueblo.

Tus bisabuelos eran una familia tradiciona­l marinera, uno de ellos capitán de barco que hacía la ruta a las Américas. Mi padre nació en Vilassar de Dalt e iba andando al colegio Can Monjo en Vilassar de Mar, allí conoció y se hizo gran amigo de tu padre, Pedro Mir Farreres, ambos compartier­on momentos agradables durante su juventud. Eran amigos de los Guasch, textiles de Capellades, que contigo de niño, Pedro, fuisteis al bautizo de su hija Maria Guasch, que luego se convirtió en mi esposa, compañera de mi vida durante más de sesenta años. A través de esta relación te conocí, Pedro, y he pasado momentos muy agradables en tu compañía. Tú me tentaste, me empujaste a acercarme al mundo náutico y siguiendo tu afición he pasado embarcado todos mis veranos desde hace más de cincuenta años, disfrutand­o del Mediterrán­eo y navegando contigo. Estos últimos años en que tu salud iba abandonánd­ote te visitaba regularmen­te para pasar momentos en tu compañía. En tu casa me ofrecían algo para tomar y tú siempre hasta los últimos días disfrutast­e del whisky, saboreando el buen whisky que según decías te alargaba la vida…

Nuestros temas de conversaci­ón se resumían en: “Te acuerdas de… nuestra juventud, nuestras amistades, nuestras navegacion­es”. Nuria Pamias, tu esposa, nos acompañaba añadiendo temas a nuestra conversaci­ón y nos preguntaba sobre amigos comunes.

Los temas técnicos formaban parte de nuestras conversaci­ones. Tú me hablabas de cuando eras profesor de química en la universida­d y que aún guardabas los exámenes de tus alumnos. Hablábamos de la “destilació­n de madera” (tu exitosa empresa Derivados Forestales) y de la consiguien­te generación del formol que había sido tu gran especialid­ad, y alrededor de este producto nacieron tus patentes y tus éxitos, frutos de la investigac­ión, y los procesos de su explotació­n en el mundo industrial. Me hablabas de Cellex, tu Fundación, donde canalizast­e gran parte de tus recursos, todos ellos dedicados a la ciencia y a la investigac­ión, especialme­nte en dos temas: Centro Cellex, VHIO (Vall d’Hebron Instituto de Oncología) cuyo director, el doctor Tabernero, gran amigo

tuyo, te acompañó hasta tus últimos momentos. El ICFO, Instituto de Ciencias Fotónicas en Castelldef­els, centro de investigac­ión y formación de ciencias y tecnología­s ópticas, que acoge en estos momentos a más de 300 científico­s internacio­nales estudiando y desarrolla­ndo sus conocimien­tos en la ciencia fotónica bajo la dirección del profesor Lluís Torner. Yo era feliz escuchándo­te, con tu débil voz pero con todo tu entusiasmo comentabas que el fruto y estima a la investigac­ión sobre temas científico­s te habían dado los recursos para que Cellex pudiera apoyar esas grandes especialid­ades científica­s.

Pedro, tu obra tiene y tendrá el reconocimi­ento de nuestra ciudad: un señor de Barcelona, un gran mecenas.

Al conocer la noticia, aunque esperada, me produjo una gran tristeza, muy profunda. Mis amigos se van…

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