Barcelona Los muebles soñados
Cuatro arquitectos de renombre diseñan los objetos más deseados de cuatro creadores
El día que le preguntaron al escritor Javier Cercas cual era el objeto de sus sueños, no dudó: –Un sillón que tenga dos posturas, una para leer y escribir y otra para dormir la siesta, que para mí es indispensable. Me paso el día sentado o tumbado a la bartola, y creo además que soy el último español que duerme la siesta.
Y Carme Pigem, del estudio RCR Arquitectes, reciente premio Pritzker 2017, empezó a pensar lo que llamó “territorio Cercas”. Se trataba de buscar un sillón que sirviese al mismo tiempo de mesa, con un espacio para dejar los libros y apuntes, que fuese cómodo para tomar notas o leer y con un respaldo reclinable para poder descansar o incluso dormir. Utilizó madera de cerezo estadounidense, un material noble y ancestral, que combinado con la última tecnología en 3D permitió amoldarlo a la volumetría del cuerpo del escritor.
El resultado final es que “solamente me puedo sentar yo”, señala satisfecho Javier Cercas.
Este mueble, junto a otros tres también de madera e igualmente originales, forma parte de la exposición El taller de los sueños que ayer se abrió en la Fundació Enric Miralles, de Barcelona (pasaje de la Pau 10, bis). Aquí estará hasta el 3 de mayo y después irá a una feria en Colonia (Alemania). Antes había estado en la capilla del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia, dentro del Hay Festival Segovia 2016. La iniciativa nace de este festival y de su directora, Sheila Cremaschi, en colaboración con la American Hardwood Export Council (AHEC) y la IE School of Architecture &Design. La idea era simple: conseguir que cuatro arquitectos y diseñadores de renombre internacional diesen forma a los deseos de cuatro creadores de distintas áreas empleando madera de diversas especies de frondosas estadounidenses (facilitada por AHEC y diversas empresas madereras que las utilizan en España). “Lo importante es la certeza de que puedes conseguir aquello que deseas por imposible que parezca”, apunta Sheila Cremaschi. A partir de ese momento distribuyeron así los equipos de trabajo: Javier Cercas con el estudio RCR; los cocineros Juan Mari y Elena Arzak con la arquitecta Izaskun Chinchilla; el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga con el ingeniero Jacob Benbunan, y Martha Thorne, directora ejecutiva de los premios Pritzker, con la arquitecta Benedetta Tagliabue.
Cada sueño ha constado de cuatro fases: manifestación (el creador señala su objeto del deseo), diseño (los arquitectos conciben la pieza), fabricación (materialización en los talleres La Navarra, de Torrejón de Ardoz, durante el verano pasado) y exposición (Segovia, Barcelona, Colonia y quizás Madrid). Y al final cada mueble hará realidad un sueño. “Ya tengo ganas de que se acabe ese periplo y lo pueda tener en casa”, bromeó Cercas.
Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, optó por una ilusión de preadolescente: tener una cabaña. “Yo siempre he vivido en un piso, soy un urbanita y no tengo un terreno ni una finca donde poner una cabaña. Ya se sabe que los científicos y los poetas hacemos cosas que aparentemente no tienen utilidad, pero si tienen sentido. Soy biólogo, me preocupa la sostenibilidad de los bosques, la relación y el compromiso con la naturaleza”, señala Arsuaga. Y Jacob Benbunan ha construido una cabaña transportable, que mide apenas dos metros cuadrados pero que se puede extender como un acordeón. Está pensada para estar al aire libre, de tal modo que con el tiempo la madera se va a pudrir. “Es caduca, efímera, morirá fundiéndose y ‘se disolverá como polvo al viento’, como escribió Garcilaso”, afirmaba ayer Arsuaga al presentar un mueble que está dispuesto a ceder para alguna expedición.
La arquitecta Benedetta Tagliabue, presidenta de la fundación Enric Miralles, ha diseñado una “Familia de mesas” para Marta Thorne. “Observé que en su casa domina el orden, que todo estaba bien colocado, y diseñé cuatro mesas de apoyo, para tomar el café, para guardar detalles en sus cajones, con pequeños rincones secretos, de los que puede salir una bandeja o con sorpresas como unas láminas de maderas que adoptan desde formas curvas hasta la silueta de su rostro”, explica Benedetta Tagliabue. Y lo remacha: “De la experimentación siempre surgen nuevas ideas”.
La fundación Enric Miralles expone en Barcelona cuatro piezas experimentales de madera