La sospecha eterna
Sánchez Arminio cumple 24 años como presidente del Comité de Árbitros
Aunque Javier Tebas, presidente de LaLiga, juzgó ayer exagerada la polémica en torno a las actuaciones arbitrales, la última jornada refuerza la percepción de que los clamorosos desaciertos en los arbitrajes condicionan la competición de manera excesiva. El sistema español es opaco, las designaciones y promociones de los colegiados pueden estar sujetas a arbitrariedades y, como siempre, planea la sombra de la sospecha mientras determinados clubs, como últimamente el Barcelona, claman por la implantación de las ayudas tecnológicas.
Victoriano Sánchez Arminio (74) cumplirá mañana 24 años como presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTE). Nadie había durado tanto en este cargo, ni siquiera José Plaza, que lo ocupó en dos periodos (1967-1970 y 1975-1990). “Mientras Plaza sea presidente, el Barcelona no volverá a ser campeón”, denunció en 1976 el árbitro Antonio Camacho, y fue inmediatamente depurado. Durante 18 años de Plaza, el Barcelona se adjudicó una Liga. Por encargo de la Federación, Sánchez Arminio preside la Comisión Arbitral para la Competición Profesional, que asigna los colegiados para los encuentros de Primera y Segunda. Le secundan dos vocales, también exárbitros: López Nieto (elegido por LaLiga) y Puentes Leira (por consenso entre la Federación y La Liga). Prevalece el criterio de Arminio.
El triunvirato se reúne para elegir a los árbitros que consideran más adecuados para cada partido de entre una relación de 20 colegiados de Primera, de los cuales 10 son internacionales y normalmente se encargan de los duelos con rivalidades y los trascendentes para la clasificación. Pero existen condicionantes, como que un trencilla no puede pitar a equipos de su comunidad o a un mismo equipo en un lapso de 4 jornadas. La máxima de que cada colegiado debe dirigir como mucho dos partidos –uno fuera y otro en casa– a un equipo no suele cumplirse. Por ejemplo, la pasada temporada 9 árbitros dirigieron cada uno 3 partidos de Liga en los que intervino el Barça. Ninguno llegó a ser designado para cuatro partidos, cosa que sí sucedió con el Real Madrid. Undiano Mallenco, González González y Hernández Hernández pitaron 4 encuentros del club blanco. En la campaña actual tres colegiados (Undiano, Mateu y Sánchez Martínez) ya han mediado en tres actuaciones del Barcelona y otros tres (Fernández Borbalán, Gil Manzano y Hernández Hernández) han intervenido cada uno en tres citas del Madrid. Un análisis de las designaciones de los últimos años denota un reparto bastante equitativo del trabajo –y en consecuencia, de las retribuciones– entre todo el colectivo.
El problema no son las designaciones, explica un excolegiado de élite que quiere preservar su identidad. “El gran problema del estamento arbitral es el criterio de los ascensos y los descensos”. El CTE elabora una clasificación en base a las puntuaciones secretas de unos informadores que nadie conoce sobre la actuación de cada colegiado. La clasificación no es pública y está sometida al índice corrector de Sánchez Arminio y, en consecuencia, de la Federación y su presidente, Ángel María Villar. La alteración de cualquier resultado o la filtración interesada de datos para favorecer las aspiraciones de internacionalidad de los árbitros está en sus manos. “Es evidente que algunos de los que deberían estar no están y viceversa”, afirma la mencionada fuente.
El actual sistema de designación rige desde el año 2005, cuando por iniciativa de los clubs quedó abolida la elección por sorteo por ordenador –con algunos condicionantes– que imperaba desde 1996. Antes de eso los nombramientos eran eminentemente digitales, a dedo, aunque hasta 1986 los clubs dispusieron del comodín de las recusaciones. Al acabar una temporada podían hacer una lista de árbitros vetados (hasta 4) para la siguiente. En la 1983-84 se contabilizaron 35 recusaciones. Desde su famoso penalti en 1970 hasta el final de este procedimiento el Barça mantuvo vetado a Guruceta. En la última década el Madrid sólo recusó un año a Pes Pérez. “El Madrid no recusó a ningún árbitro porque nunca le hizo falta hacerlo”, afirmó una vez el historiador Bernardo Salazar.
ANTONI LÓPEZ TOVAR LAS DESIGNACIONES, NORMALES “El problema del estamento arbitral es el criterio arbitrario de ascensos y descensos”