La CNMV desconocía el estado de las cuentas de Bankia al salir a bolsa
Segura y Restoy descargan en el Banco de España y Deloitte las responsabilidades
Los altos ejecutivos aseguran no haber visto los correos internos de los inspectores
Ambos responsables resaltaron el papel formal de la comisión en todo el proceso
Los anteriores responsables de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Julio Segura y Fernando Restoy, manifestaron ayer en la Audiencia Nacional que desde este organismo de control de los mercados financieros se llevó a cabo un mero control formal de la situación de Bankia cuando la entidad salió a bolsa. Tanto Segura como Restoy remitieron a la empresa auditora, Deloitte, y al Banco de España, para un conocimiento más profundo del estado de cuentas del banco que entonces presidía Rodrigo Rato y preparaba su salida al mercado.
Julio Segura, expresidente de la CNMV, y Fernando Restoy, exvicepresidente de este organismo y exsubgobernador del Banco de España, declararon ayer en la Audiencia Nacional durante más de dos horas, ante el juez encargado del caso Bankia, Fernando Andreu. Pero ni el magistrado ni el fiscal que lleva el asunto, Alejandro Luzón, formularon pregunta alguna. Esta manera de proceder es consecuencia del modo en que se reabrió esta fase de la investigación sobre Bankia.
De hecho, ni Andreu ni Luzón eran partidarios de extender las indagaciones a los organismos reguladores. En principio, porque deben creer que de esos pozos no se sacará petróleo. Pero la Sala Penal consideró que podía haber materia, sobre todo tras conocerse algunos correos electrónicos en los que técnicos de los servicios de inspección del Banco de España alertaban de las malas condiciones en las que se encontraba Bankia. En esos correos -de hecho, unas gotas en el océano de correspondencia interna que generó el caso en el banco emisorse avisaba de las consecuencias negativas que la salida a bolsa podía tener para los inversores.
Quienes consiguieron que la investigación derivara hacia los antiguos responsables del Banco de España y de la CNMV fueron los representantes de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC), que ayer interrogaron a Segura y Restoy por medio del letrado Andrés Herzog, quien está en este proceso desde su comienzo, al haber iniciado acciones legales por el caso Bankia. A preguntas, por tanto, de Herzog, Segura y Restoy explicaron ayer que en su día no tuvieron conocimiento alguno de los mencionados correos electrónicos, singularmente del remitido a sus superiores por el inspector del Banco de España José Antonio Casaus, quien advirtió de los riesgos de dicha salida a bolsa, llegando a considerarla equivocada si lo que se pretendía era reflotar Bankia.
Los correos se enviaron en primera instancia al responsable de supervisión del Banco de España, Pedro Comín. Respecto a la relevancia de los mensajes, la Sala Penal de la Audiencia Nacional, al ordenar que prosiguiera la investigación, subrayó que “el contenido completo de dichos correos electrónicos no deja lugar a dudas sobre la expresa, previa y contundente información que la dirección del Banco de España tuvo, tempestivamente, acerca de la inviabilidad del grupo y la falacia de los resultados presentados.
Sobre todo eso, las declaraciones que ayer prestaron Segura y Restoy no arrojaron ni mucha ni nueva luz. Fue un común denominador de ambas comparecencias el argumento de que la información que fue remitida a las mencionadas instituciones sobre el estado de cuentas de Bankia no reflejaba reservas por parte de la empresa auditora y, por tanto, resultó un dato positivo y suficiente para avalar su salida a bolsa.
Tanto Segura como Restoy añadieron que en el caso de Bankia se fue especialmente prudente. Este último manifestó en este sentido que “existían provisiones genéricas suficientes” en Bankia, cifradas teóricamente en unos 6.900 millones de euros. Y citó al respecto un escrito del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) que permitiría avalar dicha tesis y actualmente en poder de la Fiscalía Anticorrupción. En todo caso, ambos comparecientes insistieron en que no dependía de la CNMV la autorización para la salida a bolsa de Bankia y que el cometido de dicho organismo se centraba en comprobar y autorizar el folleto con que se llevaba a cabo dicha decisión. De ahí su afirmación de que a la CNMV le correspondía un control meramente formal de la operación.