Michael Karkoc PRESUNTO CRIMINAL NAZI
Polonia pide la extradición de un supuesto criminal nazi que se cobijó en Minneapolis
Una larga investigación ha revelado que Karkoc, ahora de 98 años y residente en Minnesota, fue un cabecilla nazi que presuntamente ordenó la muerte de 44 personas en Polonia. Un fiscal polaco ha pedido su extradición.
Al entrar en Estados Unidos en 1949, Michael Karkoc explicó a las autoridades que jamás había participado en acciones militares durante la Segunda Guerra Mundial.
Coló su supuesta coartada. En su Ucrania natal, había estado trabajando con su padre hasta 1944 y luego estuvo empleado en una finca un año. Nada que ver con los nazis.
Se instaló en una zona del noroeste de Minneapolis (Minnesota), donde llegó con sus dos hijos, una vez que salió de un campo de detención alemán y tras enviudar. En EE.UU. se volvió a casar y tuvo otros cuatro descendientes, el último nacido en 1966.
Frecuentaba la iglesia y era un buen vecino.
Todo su castillo de naipes se derrumbó en el 2013. Una larga investigación, iniciada en Londres por un farmacéutico retirado, descubrió el nombre de Karkoc y su residencia en Minnesota. Contactó con la agencia Associated Press, que emprendió la tarea de recabar pruebas. Alemania realizó indagaciones sobre este supuesto jefe de las filas hitlerianas. Descartó ir más allá por la documentación médica remitida desde su país de adopción y que lo hacía no apto para someterlo al proceso judicial.
Ahora, Polonia, a través del fiscal Robert Janicki, solicita la extradición de Karkoc, cumplidos los 98, como responsable de la unidad que mató por venganza a 44 vecinos de los pueblos de Chlaniow y Wladyslawin. Según el acusador público, las pesquisas realizadas confirman “al 100% su identidad”, cuestión que Alemania tampoco puso en duda.
El fiscal planteó esta petición, que supondría cárcel para el resto de su existencia en caso de una condena, pese a saber que el supuesto criminal de guerra padece alzheimer.
Su familia niega a rajatabla cualquier imputación. Contradicen que él estuviera en la masacre. “Son acusaciones fabricadas maliciosas e intolerables”, afirmó uno de sus hijos. “Me gustaría que esa gente de los tribunales pasara por el dolor que nos están infligiendo”, añadió. Sin embargo, una de las piezas clave que descubrió el engaño de Karkoc, nacido en 1919, sobre su pasado fueron sus propias memorias, que publicó en 1995, tal vez confiado por la impunidad que ofrece el paso del tiempo.
En ese volumen, que se puede encontrar en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos o en la británica, Karkoc recuerda que fue uno de los organizadores de los nacionalistas del OUN y que se unió a los nazis en 1941, después de la invasión soviética de Ucrania. Formó parte de la Legión de Autodefensa y acabó la guerra en la división SS Galician en 1945. Le concedieron la cruz de hierro por su valentía.
Lo relató él mismo, así como
La familia dice que es mentira, pero Karkoc ensalzó su pasado nazi en su propia autobiografía
la muerte de Siegfried Assmuss, uno de sus colegas, cerca de Chlaniow. “Perdimos a un jefe irremplazable”, confesó. Su desaparición provocó que Karkoc, según los testimonios, ordenara a sus hombres la matanza como represalia.
En su libro no menciona esa venganza. Pero uno de sus subordinados, Vasyl Malazhenski, declaró a los investigadores soviéticos que su unidad recibió en 1944 la orden de “liquidar a todos los residentes”.