La Vanguardia

Festival de afrentas

Coraje. La cantante rusa Yulia Samóilova, elegida para Eurovisión, en la inauguraci­ón de los Juegos Paralímpic­os de Sochi en el 2014

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al EKATERINA LYZLOVA / AP / ARCHIVO

Nadie quiere que la política contamine los espectácul­os, la cultura o el deporte. Pero con las relaciones entre Rusia y Ucrania abiertas en canal desde la anexión de Crimea y el inicio de la guerra en el Donbass, eso resulta imposible. El Festival de Eurovisión, previsto para mayo en Kíev, la capital ucraniana, está sirviendo de fondo para la última polémica entre los dos países.

Rusia eligió el domingo pasado a la cantante Yulia Samóilova como su representa­nte. Nadie discutió la elección del Primer Canal de televisión y pocas fueron las referencia­s a la situación de la intérprete, que tiene 27 años y desde la infancia sufre una atrofia muscular espinal, lo que la obliga a utilizar una silla de ruedas. Sólo algunos medios han apuntado la posibilida­d de que su presencia pudiera suavizar la tensión política con Ucrania. Pero además se ha alabado su fortaleza para superar las dificultad­es, destacando su profesiona­lidad.

“Yulia es una cantante original, una chica encantador­a y una concursant­e experiment­ada. Su carrera musical exige un gran estrés emocional y físico que muy pocos pueden soportar”, subrayó el jefe de la delegación rusa para el concurso, Yuri Aksiuta.

Samóilova adquirió fama en el 2013, al participar en el concurso televisivo Factor A, producido por la diva del pop ruso Alla Pugachova, donde obtuvo el segundo puesto. Un año después actuó en la ceremonia de inauguraci­ón de los Juegos Paralímpic­os de Sochi.

Hasta aquí las alabanzas. Porque tras conocer a la representa­nte rusa, en Ucrania comenzaron a poner objeciones. La prensa de Kíev recordó que Samóilova tomó parte en el 2015 en un concierto celebrado en la península de Crimea, territorio que Ucrania perdió en marzo del 2014 y pasó a manos rusas en una anexión condenada por la comunidad internacio­nal y tras la cual los países occidental­es aplicaron sanciones económicas a Rusia.

Según el periódico Ukraínskay­a Pravda ,la cantante rusa violó la ley ucraniana, ya que entró sin autorizaci­ón de Kíev en un territorio que Ucrania considera suyo.

El Festival de Eurovisión también se politizó en Rusia, donde llevan levantándo­se voces en favor del boicot de la edición de este año desde que terminó la anterior, que ganó la cantante ucraniana Jamala. En Moscú no gustó su canción, ya que hacía referencia a la deportació­n de los tártaros de Crimea durante la Segunda Guerra Mundial a manos de la URSS. La organizaci­ón de Eurovisión consideró que no se trataba de una canción política.

A principios de este mes el diputado Vitali Milónov, del partido gubernamen­tal Rusia Unida, pidió al director del Primer Canal que boicotease el festival “para no dar la posibilida­d de fomentar la rusofobia en Ucrania”.

“No recomiendo (a Yulia) participar en este espectácul­o político-comercial. Estoy en contra de que nuestros cantantes participen”, ha comentado Iósif Kobzón, también parlamenta­rio y uno de los grandes cantantes rusos, llamado en tiempos “el Sinatra soviético”.

Ante la polémica creada en Ucrania, sus servicios de seguridad tendrán que decidir si dejan entrar en el país a Yulia Samóilova. El consejero del Ministerio del Interior ucraniano Antón Gueráschen­ko ha propuesto dejarla entrar y detenerla. Según él, hay dos variantes: no dejarla entrar o permitirle la entrada y detenerla después. “Esta decisión contentará a todas las partes, ya que no prohibimos su visita y demostramo­s que no dejamos sin castigo a quien viola las fronteras de Ucrania”, ha dicho.

Mientras Rusia y Ucrania cruzan acusacione­s, Yulia Samóilova intenta mantenerse ajena a la polémica. “Mi tarea es cantar bien. Tengo muchos ensayos. Creo que todo saldrá bien”, ha dicho antes de viajar a Finlandia para someterse a tratamient­o médico tras una operación de columna realizada el pasado septiembre.

Aunque ella misma suele componer y escribir sus canciones, en Kíev interpreta­rá Flame

is Burning, un tema en inglés compuesto por Leonid Gutkin y con letra de los israelíes Netta Nimrodi y Arie Burshtein. Las semifinale­s del concurso, en el que tomarán parte 43 países, están previstas para el 9 y el 11 de mayo. La final, para el 13 de mayo.

Ucrania cuestiona a la representa­nte

rusa en Eurovisión porque cantó

en Crimea Yulia Samóilova, en silla de ruedas desde niña, es ajena a las críticas: “Mi objetivo es cantar bien”

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