Podemos y Ada Colau, al borde de la ruptura
La dirección estatal descarta intervenir en el proceso
¿Puede romperse un partido que aún no existe? En el caso de la nueva formación que impulsa la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, así es. La alianza de los comunes con Podemos pende de un hilo cada vez más tenso. Las bases del partido morado en Catalunya votan a partir de mañana si frenan su alianza con BComú, ICV y EUiA y se desmarcan de la asamblea fundacional que debería alumbrar a la nueva fuerza de izquierdas, prevista para el 8 de abril. Los resultados de esta consulta decisiva, que la dirección estatal de Podemos ha autorizado y con la que ha colaborado, se conocerán el próximo lunes.
El terremoto empezó con las negociaciones para elegir los cargos del nuevo partido. El portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, impulsa una candidatura a la ejecutiva en la que incluirá a 30 miembros de todas las fuerzas confluentes más independientes, lo que para el líder catalán de Podemos, Albano-Dante Fachin, es un pacto entre cúpulas por mucho que se trate de una lista abierta y votada porprimarias. Podemos también rechaza el sistema de votación acordado por los otros partidos y pide que sus inscritos puedan participar sin tener que registrarse en un nuevo censo común.
En el fondo del conflicto subyace la disputa por la correlación de fuerzas dentro del nuevo partido. Los comunes sienten que les corresponde un lugar hegemónico gracias al fuerte liderazgo social de Colau. Mientras, Podemos Catalunya reivindica su peso territorial y trata de no quedar en una situación de inferioridad cuando son los que tienen más militantes (28.000 inscritos activos) de los cuatro partidos confluentes.
¿Qué ocurrirá si los podemitas dicen no a la alianza con Colau? Fachin espera poder llegar a un acuerdo más adelante, en otras condiciones más satisfactorias para su partido. Sin embargo, los comunes insisten en que quien no se suba al carro ahora no jugará la partida. No habrá posibilidad de rehacer el acuerdo más adelante, añaden desde En Comú Podem. Domènech, de hecho, no descarta incorporar a su candidatura a miembros de Podemos críticos con la estrategia de Fachin, en un intento de deslegitimarlo y restarle fuerza. De momento, los únicos podemitas que han mostrado su rechazo al referéndum sobre Colau han sido personas cercanas a Íñigo Errejón.
Aunque los comunes han cifrado sus esperanzas en una intervención de la dirección estatal de Podemos desautorizando a Fachin, ayer la portavoz parlamentaria de Unidos Podemos, Irene Montero, en sentido idéntico a lo expresado 24 horas antes por el secretario de organización, Pablo Echenique, descartaba tal posibilidad, apoyaba la consulta a los inscritos y ratificaba la soberanía de Podem, de sus bases y de su dirección, para gestionar el proceso. Y en todo caso, se mostraba convencida de que, sea de una forma u otra –por inscripción o coalición–, En Comú y Podem seguirán siendo la misma papeleta en unos eventuales comicios catalanes.
Esto no obsta para que fuentes de la dirección estatal admitan su profunda preocupación por el desarrollo de los acontecimientos, máxime cuando el entendimiento entre las formaciones de este espacio político venía siendo modélico, amén de la conocida sintonía personal de sus líderes. Pero no se culpa a Fachin de la deriva ominosa de una negociación en la que se aprecia falta de generosidad de los de Colau, y tampoco se contempla ningún escenario de intervención que menoscabe la autonomía de la organización en Catalunya. En el fondo, en la dirección estatal, nadie se acaba de creer la amenaza de los comunes de cerrar la puerta a una ulterior integración, sabiendo que tal división sería funesta para las aspiraciones de todas las partes.
Los inscritos del partido morado votan a partir de mañana si frenan la alianza con los comunes