PSOE, de las primarias a la recomposición
SUSANA Díaz, líder de los socialistas andaluces y presidenta de la Junta de Andalucía, ha anunciado que el día 26 de este mes presentará su candidatura para las primarias en las que se elegirá al nuevo secretario general del PSOE. La precedieron Patxi López y Pedro Sánchez, que proclamaron sus candidaturas semanas atrás. De manera que, tras más de cinco meses de dirección socialista en manos de una gestora, el PSOE tiene ya a punto su proceso para las primarias, previstas para finales de mayo, y para el congreso que llegará después, en junio.
Susana Díaz dispone del apoyo del aparato del PSOE. Con distintos grados de entusiasmo, la respaldan desde Felipe González hasta José Luis Rodríguez Zapatero, pasando por Alfonso Guerra o Alfredo Pérez Rubalcaba. También dispone del apoyo de no pocos barones socialistas y presidentes autonómicos. Los cálculos oficiosos que ahora se barajan en el PSOE la dan como ganadora de las primarias. Pero es sabido que este tipo de elecciones pueden deparar en el PSOE sorpresas mayúsculas. Por eso parecería aventurado descartar ya una victoria de Pedro Sánchez, ex secretario general del PSOE, que según los cálculos ya mencionados podría conseguir más del 30% de los apoyos. Otra cosa es Patxi López, exlehendakari, expresidente del Congreso y candidato que hace llamadas a la unidad, y no se prevé que obtenga mucho más allá del 10% de los respaldos.
Como decíamos, todas estas prospecciones deben, de momento, ser recibidas con cautela. Pero sirven, cuando menos, para dar una idea de lo que puede pasar en el proceso que ahora se inicia. Se trata, huelga decirlo, de un proceso determinante para el futuro del PSOE. Desde que Sánchez fue apartado de la secretaría general, el partido ha estado en manos de una gestora que ha conducido con discreción Javier Fernández. La suya ha sido una buena tarea, en particular si consideramos que recibió un partido muy magullado, y ha conseguido que el parte médico no se complicara mientras él ha dirigido la gestora.
No es previsible que esta tregua se prolongue en vísperas de las primarias, ni después. Porque, más allá de las consecuencias que para el partido de los socialistas pueda tener la victoria de Díaz o de Sánchez, también las tendrá para la gobernabilidad de España. Ahora mismo, el PSOE permite que el PP gobierne sin grandes sobresaltos pese a su limitada fortaleza parlamentaria. Tal cosa seguiría sucediendo, muy probablemente, si fuera Díaz la ganadora de las primarias. Pero, de ganar Sánchez, y ateniendo a sus últimas declaraciones, es probable que se decantara por una alianza de izquierdas con Podemos y rechazara toda colaboración, ni siquiera pasiva, con el PP.
El PSOE ha sido, desde la transición, un partido central en la escena política española. Si aspira a mantener esa posición, es imprescindible que resuelva con bien estas disputas y recomponga la fractura interna sin perder más fuerzas por el camino. Para ello será necesario, indistintamente de cuál sea el resultado, que vaya sumando esfuerzos y cicatrizando heridas. El ganador de las primarias deberá fortalecerse aproximando a su línea al tercer clasificado. Y el perdedor deberá, sin renunciar a sus ideas, contribuir a la buena marcha del partido. El PSOE, que fue hegemónico en la política española durante muchos años, ha sufrido serios retrocesos y no puede permitirse ya muchos más.