El creador de Kukuxumusu no es dueño de su obra
La juez condena a Mikel Urmeneta a indemnizar a la empresa a la que vendió los derechos
Mikel Urmeneta, el creador de los dibujos de Kukuxumusu, cuyos derechos vendió posteriormente, ha sido condenado por el juzgado de lo Mercantil de Pamplona a “cesar o abstenerse de iniciar la reproducción” de su obra, unos 15.000 dibujos cedidos a la marca.
Según la sentencia, Urmeneta, junto a los otros cuatro dibujantes condenados, deberá también “indemnizar a Kukuxumusu”, la compañía que fundó y de la que fue despedido en el 2016 y que ahora explota estos dibujos, “por los daños y perjuicios ocasionados por la infracción de los derechos de propiedad intelectual de los que es titular”. El importe de la indemnización se determinará en la ejecución de la sentencia. La juez avanzó que será “correspondiente al precio que deberían haber satisfecho los demandados por la obtención de una autorización que les permitiera haber realizado lícitamente la explotación comercial de los dibujos del Universo Kukuxumusu”.
La factoría de dibujos es, en la actualidad, propiedad de Ricardo Bermejo. Este llegó a un acuerdo con Urmeneta para la explotación del toro azul, Testis, y el resto de las criaturas del universo Kukuxumusu, surgidas del lápiz de su creador y de otros cuatro dibujantes que figuran también como demandados. Tras el acuerdo de cesión de la propiedad intelectual, Urmeneta comercializó dibujos que Bermejo consideró que eran casi iguales que los que había adquirido, lo que provocó la demanda.
La juez también los condena a cesar en “la transformación en cualquier forma” de los dibujos de Kukuxumusu, “en particular mediante su adaptación o recreación en cualquier nueva escena, situación o peripecia en la que pudieran ser colocados” mientras estén en vigor los derechos de propiedad intelectual sobre ellos. Además, tienen que retirar del mercado las camisetas y demás productos con estos dibujos.
Los cinco demandados, hoy en la empresa Katuki Saguyaki, anunciaron que presentarán recurso. En un comunicado, lamentaron que la sentencia “favorece a lo mercantil y penaliza a la creatividad”.