El IVA no se paga con Dalí
El Supremo impide al Sporting de Gijón pagar sus deudas con una obra de arte
El Real Sporting de Gijón no podrá pagar su deuda con Hacienda de 2,3 millones de euros con la entrega de una escultura de Salvador Dalí. El Tribunal Supremo ha rechazado el recurso presentado por el club de fútbol y ha ratificado un fallo de la Audiencia Nacional del 2015 que ya decía que el pago en especie es discrecional y se trata de una modalidad excepcional cuya aceptación es potestativa de la Agencia Tributaria.
La historia empieza hace cuatro años, cuando el club gijonés, ahogado por las deudas y en Segunda División, quiso hacer frente al pago de 2,3 millones de euros por sus obligaciones fiscales del 2013, relativas a IVA e IRPF, con la escultura Dios solar emergiendo en Okinawa, de Salvador Dalí. La obra no pertenecía al Sporting, sino a un particular, Juan González Quirós, que ofrecía unos plazos de devolución del dinero más acordes con las capacidades del club.
Quirós es un aristócrata asturiano que vive en el palacio de Labra, en Cangas de Onís, donde consta el lema: “Después de Dios, la casa de Quirós”. Conoció a Dalí a finales de los años 70 y le compró los derechos de reproducción de varias esculturas que tenía el joyero Isidro Clot. Y una de esas esculturas era Dios solar emergiendo en Okinawa, en homenaje a las víctimas japonesas en el Pacífico durante la II Guerra Mundial. Dalí había realizado una pequeña figura en cera y vendió los derechos de reproducción para distintos tamaños y materiales. En 1975, con ocasión de la Exposición Oceánica Internacional en Okinawa, se hizo una edición de 40x10x70 cm en plata y bronce patinado, con ramas de coral incorporadas, y un peso de 200 kilos.
Pasados más de treinta años un grupo de financieros japoneses enterados de la existencia de esta obra quisieron comprarla para la ciudad de Okinawa. En el 2007, Tatsuji Mizobe, en nombre de Okinawa Dali Project, compra a Juan González Quirós, apoderado de Kyle Capital Corporation, sociedad domiciliada en Curaçao, en las Antillas, dicha obra por 600.000 euros. La escultura se trasladó a Japón y se hizo un pago inicial de 400.000 euros. Fue entonces cuando apareció el exsecretario de Dalí, Enric Sabater, para denunciar que el original que había estado en Okinawa en 1975 era de su propiedad y que la pieza vendida era una copia. Los japoneses vieron que la obra comprada no coincidía con las fotos originales y llevaron el caso a los tribunales. Quirós dijo que las diferencias se debían a que en 1975, debido a las prisas, Dalí hizo la base con resina y al devolverla se rompió y se cambió a bronce.
La querella llegó en el 2009 a un juzgado de Barcelona que aún no ha abierto juicio. El juez pidió el traslado a Barcelona de la escultura para encargar un peritaje, pero las partes han emitido dictámenes contradictorios. Y la escultura permanece en un almacén judicial.
Lo que está claro es que la escultura que Quirós ofreció al Sporting de Gijón y este a Hacienda es una copia (de las nueve autorizadas por contrato) y no la presentada en Okinawa. En ese caso, la valoración dada a la pieza estaba también muy por encima de su valor real. Pero Hacienda no llegó a valorar la escultura de Dalí ni a dilucidar sobre su autenticidad, se limitó a rechazar la oferta y ahora el Supremo le ha dado la razón.
Un aristócrata asturiano ofreció al club una escultura seriada de Dalí que se valoró en 2,3 millones