Médicos sin fronteras y con tablas
‘Històries sense fronteres’, dirigida por Joan Maria Gual, lleva al teatro las vivencias de la oenegé
Las vivencias intensas, muchas veces dolorosas, de los miembros de una oenegé suben desde hoy al escenario. En este caso, experiencias reales de la organización Médicos sin Fronteras. El Espai Francesca Bonnemaison de Barcelona acoge desde hoy y hasta el viernes, con pases de mañana y tarde, Històries sense fronteres, un montaje teatral que busca explicar, concienciar y debatir, pero que no es amateur, sino que está realizado y protagonizado por conocidos profesionales de la escena catalana: el director es Joan Maria Gual y los cuatro protagonistas son los actores Mia Esteve, Jordi Llordella, Jacob Torres y Rosa Vila, quienes darán vida en el escenario, unas veces narrándolas, otras interpretándolas, a la selección de historias a que ha dado forma el dramaturgo Jordi Coca.
El proyecto permanecerá tres días en el Espai Bonnemaison, pero quiere tener larga vida y llevar al gran público el debate sobre la solidaridad. Y no sólo eso: aunque Coca ha concebido las historias para espectadores de todo tipo, la idea es incidir especialmente en los jóvenes de instituto y de ciclos formativos, que normalmente están desconectados del teatro, y aprovechar así para, a la vez, hablar del mundo de la cooperación y devolverles al mundo de las artes escénicas, “que no es sólo ver los tres cerditos cuando son pequeños”, sonríe Anna Jarque, la impulsora de todo el proyecto. Por eso en las funciones de estos días pasarán por la Bonnemaison unos 1.000 jóvenes, aunque el gran público también tendrá la posibilidad de ver la obra el viernes en la función de las cuatro.
El trabajo de Jarque pivota desde hace años sobre tres patas: la acción social, el mundo educativo y las artes escénicas. “Que todo se vaya complementando, no poner etiquetas que separen”, explica, y este proyecto las reúne todas. Ya había, cuenta, colegios de Mallorca y Zaragoza que adaptaban historias de Médicos sin Fronteras para alumnos de primaria y pensó que serían ideales para edades posteriores, especialmente jóvenes de 12 a 25 años, muy desconectados de las artes escénicas, “que no son sólo un acto lúdico y de ocio, sino también una herramienta que te puede acompañar siempre”, remarca.
Y reunió un equipo en el que el veterano escritor Jordi Coca ha sido el encargado de seleccionar y dar forma a las historias del personal de la oenegé. “He seleccionado las cosas más significativas de cada historia, no hay ninguna completa, son fragmentos que sirven para hacerla viable dramáticamente, y he intentado que fueran historias complementarias”, explica. Historias que van desde Sudán hasta Congo, Yemen o Afganistán, y en las que hay guerras, milicias, dolor, hombres que han perdido a su mujer y sus hijos y donde las mujeres, lamenta, “sufren maltratos, violaciones… reciben por todas partes”. Entre los casos que se explican hay dos de chicas muy jóvenes violadas y que deben abortar en muy malas condiciones. “Queremos explicar el sufrimiento de este mundo más allá de la noticia”, destaca.
“Nuestra idea al hacer esta obra –prosigue Coca– es que lo que se muestra en la televisión sobre estos conflictos dura unos segundos, mientras que aquí el despliegue sobre estas historias dura una hora y veinte minutos para acercarnos a la desesperación de esta gente, el sufrimiento, lo inútil y desproporcionada que resulta la capacidad de hacer mal que tenemos con relación a la capacidad de la organización de ayudar”. Una oenegé a la que incluso le bombardean hospitales y cuyos miembros, a veces tras años trabajando en un lugar, se ven forza- dos a abandonarlo sabiendo que todo lo que han construido se derrumbará apenas se marchen. Entre las duras historias está incluso la de una doctora que no puede intervenir a una mujer muy grave cerca de ella porque no se puede salir a la calle: hay toque de queda y gente matándose, y ha de dar instrucciones por teléfono.
Y todo realizado escénicamente con apenas cuatro cajas, como si fuera una obra de Peter Brook, una de cuyas piezas, The Iks ,ha servido como inspiración para la dramaturgia de Coca. Y al acabar la obra, debate con los actores, un cooperante y el público, para cambiar impresiones sobre lo que han sentido con el montaje y profundizar un poco más en el tema.
El montaje teatral está realizado y protagonizado por conocidos profesionales de la escena catalana