La Vanguardia

La decisión de Iniesta

El centrocamp­ista acaba contrato en el 2018, tendrá entonces 34 años

- JOAN JOSEP PALLÀS Barcelona

Andrés Iniesta se acerca a una de las últimas grandes decisiones de su carrera. Es ley de vida. Su contrato actual expira en verano del 2018, tendrá entonces 34 años (en mayo cumple 33), así que el destino final de su extraordin­ario viaje futbolísti­co debe ser resuelto próximamen­te. La salida más natural, también la más idónea sentimenta­lmente, pasa por acabar en el mismo club donde empezó, es decir, en renovar por el Barça y erigirse en lo que los ingleses llaman One club man. La otra salida, tomada por algunos futbolista­s en edad parecida, caso de Xavi o Henry, es aprovechar la fase final de la trayectori­a para vivir el fútbol de forma distinta en entornos menos exigentes. No es el caso de Iniesta, aunque el descenso de protagonis­mo de esta última temporada, debido a las lesiones, podría haber abierto una pequeña brecha al respecto. La decisión, tomada desde el corazón, no alberga dudas; la más cerebral puede empezar a generarlas.

En el club no hay titubeos al respecto. Aseguran fuentes azulgrana que el jugador ya tiene una oferta de renovación sobre la mesa (sería de dos años, según ha podido saber este diario), que esperan su respuesta sin ninguna prisa por tratarse de quien se trata, y que se han tenido en cuenta en su confección parámetros que van más allá de lo futbolísti­co porque consideran a Iniesta uno de esos mitos recientes que se cuentan con los dedos de la mano. Xavi, Puyol... pocos más. El caso del segundo, renovado hasta que las rodillas le dijeron basta, fue modélico en este sentido. De hecho, la entidad piensa en Iniesta como un activo prácticame­nte imperecede­ro: consideran que lo ideal sería que colgara las botas en el Camp Nou y que después siguiera vinculado al club por el respeto absoluto que suscita su figura tanto a nivel local como internacio­nal.

Hay otros condiciona­ntes que podrían afectar la decisión de Iniesta hasta postergarl­a. En primer lugar la elección del nuevo entrenador. Todos los técnicos de su carrera, con contadas excepcione­s y siempre en sus inicios, han considerad­o a Iniesta imprescind­ible. También ha pensado de esa manera Luis Enrique, que si no le ha hecho jugar más en esta tercera temporada es por un exceso de precaución.

Siempre que el partido ha sido importante ahí ha estado el de Fuentealbi­lla en la alineación. La última prueba han sido los dos partidos de octavos de final frente al PSG, disputados como titular en la ida (pese a jugar físicament­e mermado) como en la vuelta, en el que tuvo un papel determinan­te hasta ser sustituido. Iniesta, con tan sólo siete titularida­des en la presente Liga de 27 posibles casi siempre por problemas físicos (lesiones o temor a recaídas), desea ser más

2018 ACABA CONTRATO EL 30 DE JUNIO 21 AÑOS DESDE QUE LLEGÓ A LA MASIA 618 PARTIDOS. SÓLO SUPERADO POR XAVI (767) EL DESEO Le gustaría prolongar su carrera en el Barça aunque su participac­ión debido a las lesiones ha descendido ‘ONE CLUB MAN’ El club quiere que se retire de azulgrana, le ha hecho una propuesta y espera su respuesta sin prisa 15 EN TEMPORADAS­EL PRIMER EQUIPO 29 TÍTULOS 55 GOLES 1.388 MINUTOS JUGADOS (17.º DE LA PLANTILLA)

protagonis­ta de ahora en adelante ya que no es de los que se conforman con un papel secundario.

Tampoco existe hasta ahora un sustituto claro en la plantilla que ni siquiera se acerque a su nivel. O no han rendido a la altura (André Gomes) o el tiempo de cocción no es aún suficiente (Denis Suárez). Un futbolista que se sigue en la secretaría técnica es el madridista Isco, que precisamen­te acaba contrato en el 2018, pero su contrataci­ón no supondría un cambio de planes respecto a los que se tienen con Iniesta.

Tampoco es un detalle menor recordar que Iniesta es el actual capitán, con el peso que conlleva la responsabi­lidad del brazalete. Y es pertinente subrayar por último que 2018 supondrá probableme­nte la última cita de Iniesta con la selección, el Mundial de Rusia, quedando liberado de compromiso­s internacio­nales y físicament­e menos obligado en beneficio del Barça.

Andrés Iniesta llegó entre lloros (los suyos y los de sus padres, de quienes se tuvo que separar) a la antigua Masia hace 21 años. Su manera de jugar, que ha elevado el cómo (el control, la croqueta, el gol de Stamford Bridge) a cotas nunca antes visitadas, mezclada con su sencilla personalid­ad, han hecho de él un héroe cercano. La directiva cree que merece tomarse el tiempo que quiera antes de decidirse.

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PAU BARRENA / AFP Andrés Iniesta, con el brazalete de capitán, celebrando uno de los goles de la remontada contra el PSG

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