“Me intoxiqué por lamer las viñetas de los tebeos”
Tengo 74 años. Soy de Barcelona. Soy urdidor de historias, narrador. Estoy casado con Marian, sin hijos. ¿Política? Me alejo de convencionalismos, me incomoda el sistema. ¿Dios? Procuro ser ateo... y no lo consigo: ¡yo sería incapaz de pisotear una estamp
UstedYa no, dibuja.que sigan otros. Ya dibujé tantas páginas...
Hasta el virtuosismo.
Veo el dibujo completo en la página en blanco, sólo lo resigo con el lápiz. Empecé con 13 añitos...
¡Era un niño!
De posguerra: ¡qué hambre de imágenes!
¿Hambre de imágenes?
El cine era poco accesible, televisión no había... ¡Una dictadura contra la imagen! Y los seres humanos necesitamos imágenes. Y en aquel desierto... vi una isla de salvación.
¿Qué isla?
¡El quiosco! ¡Con tebeos! Alimento para la vista sedienta. ¡Y qué portadas! En aquella Barcelona gris, plomiza... ¡qué colores! Rojos, azules, amarillos, ¡tan vibrantes! Yo lamía el rojo de las viñetas.
¿Lamía las páginas de los tebeos?
En mi habitación, a escondidas, con siete años: el rojo, sobre todo. Pasaba la lengua hasta dejar blanco el papel. Hasta que tuvieron que ingresarme en el hospital Clínic.
¿Se intoxicó?
Enfermé, vino el médico... y confesé. “¿Y el azul, has lamido el azul?”, se alarmó. El azul
era más venenoso: ¡hubiese muerto! “El niño lamedor de tebeos”, me llamaban en los pasillos del Clínic.
¿Qué tebeos... lamía? TBO, Pulgarcito, DDT, Guerrero del Antifaz, Hombre Enmascarado, Roberto Alcázar... Así
muchos nos adiestramos en la lectura.
También yo.
Algunos nos pusimos también a dibujar: éramos doce chavales en Barcelona.
¿Cómo lo sabe?
Me enteré de que existía una agencia de dibujantes, y me personé: Selecciones Ilustradas, fundada por Josep Toutain, de 22 años. Yo tenía 13 años, y aún iba al cole, pero allí empecé a dibujar las tardes de los jueves. Con otros doce, todos menores de 20 años.
¿Y qué decían sus padres?
Cuando confesé a mi padre mi vocación, dijo: “Ese trabajo no existe. Preguntaré a un amigo abogado”.
¿Y?
Vino con el veredicto: “Sí existe, pero con atisbos de miseria absoluta”. Pero yo estaba tan determinado... ¡que hasta superé el mayor terror que he sentido en mi vida!
¿Qué terror?
“Si no superas la paliza del boxeador, no te
emplearánen mis ¿Paliza? ninguna compañeros como ¿Boxeador?otra delde dibujante agencia. mundo”, en me esta informaronagencia ni
De Espí,me ¿Y una dijeron.con entró? habitaciónla Me cara tragué ensangrentada.sacaron aquel a teatro...otro “¡Te dibujante, toca!”,
¡Preferíaun tipo morir muy a fuerte,no ser en dibujante!calzón de Dentro boxeador había y frágil: guantes, “Voy enmascarado.a morir”, pensé. Yo Y era lloré. delgaditoMe ordenó y llegó desnudarme Toutain y y se todos acercó corrieron.puño en alto... Pero
Éramos Menuda jóvenes... novatada...y muy creativos: luego yo participé¿Qué tipoen jugarretasde cómic hacían?a otros aún peores...
Terror, aventuras... western,Me harté cienciade dibujar ficción, guiones bélicos, de otros...en París.y me Volví pasé cuandoa la pintura:Luis Gasca estuve creó tres la años revista Dráculay dibujar y misme dio propias libertad historias.total para escribir
¡Mucho! ¿Disfrutó? Luego me ficharon Creepy, Vampirella..., ¡las mejores revistas de Estados Unidos! Yo fui el primer español en publicar allí historietas propias, como una de terror que ambienté en una típica masía catalana. Le puse barretina a Creepy, por mero surrealismo. ¡Y les encantó!
¿De dónde sacaba las ideas?
Practiqué sofrología, un método de autorrelajación concentrativa..., y en ese estado afloraban imágenes interesantes.
¿Del inconsciente?
Me acostaba, me sumía en una relajación profunda, un duermevela lúcido: ¡qué serenidad, qué placidez! Y brotaban imágenes, que luego dibujaba: la oruga de Historias de Taberna Galáctica, las naves cúbicas...
¿Sigue practicando esa autohipnosis?
No. Un día sentí que salía de mi cuerpo, temí no poder regresar, y dejé de hacerlo.
¿En qué anda ahora, Beà?
Paseo, voy en bici, converso con amigos, voy a una terraza, leo, veo cine..., ¡me deslizo! Valoro cada minuto: van quedando menos.
¡Pero reeditan ahora su obra!
Sí, aunque me he autocensurado viñetas, por ahorrarme acusaciones de machista, violador, maltratador, pederasta, racista...
¿Y eso?
Ahora veo que España nunca gozó de mayor libertad personal que en la transición, de 1975 a mediados de los ochenta: las viñetas que publiqué entonces... son hoy impublicables.
Pues qué lástima, qué atraso...
Desde los criminales en Siria hasta los intolerantes de aquí, ¡todos empeñados en hacerte sentir mal por ser artista! Pero yo me consuelo: pienso que si le he dado a una persona un ratito de felicidad con mis historietas en este mundo jodido..., ¡ya he sido útil!