La Vanguardia

El liberal Rutte derrota al xenófobo Wilders en las elecciones de Holanda

El aumento de la participac­ión da la victoria al actual primer ministro

- BEATRIZ NAVARRO La Haya Correspons­al

Los liberales de derecha del primer ministro Mark Rutte se mantendría­n como la fuerza más votada en Holanda, según los primeros datos del escrutinio. El partido antieurope­ísta e islamófobo de Geert Wilders no cumplió con las expectativ­as de la campaña y se quedaría a más de 10 escaños del primero. La participac­ión creció en más de diez puntos.

Holanda dio ayer la espalda a los cantos de sirena del nacionalis­mo y la xenofobia del ultraderec­hista Geert Wilders, que contaba con beneficiar­se de la ola populista del Brexit y de Donald Trump, y apostó claramente por el centro y por la promesa de estabilida­d.

En medio de una expectació­n internacio­nal sin precedente­s, los holandeses acudieron en masa a las urnas y dieron la victoria al partido liberal (VVD) al que pertenece el primer ministro, Mark Rutte, reforzando además a los partidos tradiciona­les de centro. Según los primeros escrutinio­s oficiales, el VVD conquistó 32 de los 150 escaños del Parlamento, convirtién­dose por tercera vez en el partido más votado en las elecciones legislativ­as. Por detrás le seguirían tres partidos: democristi­anos (CDA) con 21 diputados, Wilders, que con 20 escaños se quedaría así lejos de su mejor marca histórica (24 escaños, 2010) y los liberales progresist­as (D66) con 17.

“Los Países Bajos, tras el Brexit y tras las elecciones norteameri­canas, han dicho basta al mal populismo”, celebró ante la prensa Rutte, a ritmo de música funk en un centro de congresos de La Haya después de hablar con varios líderes europeos. “Es un voto por Europa y contra los extremista­s”, celebró Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, que le llamó para felicitarl­e por su “clara victoria”. Los holandeses se mostraron consciente­s de la importanci­a de la cita electoral, vista desde Europa como posible aperitivo de lo que se avecina en Francia esta primavera. La participac­ión estimada fue del 82%, nueve puntos más que en el 2012, el mejor dato en más de diez años. La fuerte afluencia de votantes obligó a imprimir más papeletas y habilitar nuevas mesas de votación en ciudades como Amsterdam o La Haya.

La influencia de Wilders en la agenda política del resto de partidos ha sido evidente desde que irrumpió en la escena política en solitario, en el año 2006. Identidad y soberanía, dos de los temas favoritos del líder del Partido por la Libertad (PVV), han sido asuntos sobre los que todos los demás se han posi- cionado y endurecido sus posturas a lo largo de los años. Pero la ausencia de Wilders en los debates y la falta de novedades en su discurso (vuelta a las fronteras nacionales, cierre de las mezquitas y salida del euro) han abierto el foco de los debates para ir al fondo de las propuestas. Sin posibilida­des de integrar ninguna coalición de gobierno, Wilders no ha entrado en los cálculos de muchos holandeses. Ha atraído algunos miles de votos más que hace cinco años, pero ha fracasado estrepitos­amente en su pretensión de llevar al país por la senda del Brexit y Trump. “Rutte aún no se ha librado de mí”, tuiteó anoche, destacando que ha ganado algunos escaños (en las últimas citas retrocedió).

“La gente está harta de la polarizaci­ón de los últimos años. Hemos visto que lo que quieren es estabilida­d y un mensaje positivo”, celebraba anoche, eufórica, Kathalijne Buitenweg, candidata de Groen Links, el gran ganador de estas elec-

“Los Países Bajos, tras el Brexit y las elecciones en EE.UU., han dicho basta al mal populismo”, celebró Rutte

ciones. El partido ecologista pasaría de 4 a 16 escaños gracias al tirón de su joven líder, Jesse Klaver, conocido como el Justin Trudeau holandés por las similitude­s de su discurso y su aspecto con el primer ministro canadiense. El gran perdedor, como vaticinaba­n las encuestas, han sido los laboristas (PvdA), socios de gobierno de los liberales, que pasarían de 38 a 9 escaños, de acuerdo con el sondeo a pie de urna.

“En el fondo, la campaña electoral en los Países Bajos ha girado en torno a los cambios que está experiment­ando el mundo y sobre cómo queremos afrontarlo­s”, explica el diputado del D66 Kees Verhoeve, portavoz de Asuntos Europeos del D66. “De lo que se ha hablado es de si debe haber trabajos fijos o contratos flexibles, sobre vivienda y ayudas sociales, sobre si se da oportunida­des a todo el mundo para participar o si nos resignamos a una sociedad dividida en dos, entre quienes sí se benefician de los éxitos del país y quienes no”.

Si ha habido un efecto Trump ha sido el contrario al esperado. La caótica gestión de las primeras semanas en la Casa Blanca ha podido tener un efecto negativo sobre las perspectiv­as de Wilders, de acuerdo con numerosos políticos y analistas. Consciente del rechazo que empezaba a suscitar en parte de la población, hace semanas que dejó de explotar sus paralelism­os ideológico­s con él. Ese ha podido ser finalmente el efecto Trump: una reacción a favor de los políticos tradiciona­les y aburridos.

En tiempos tan convulsos como los actuales, Rutte ha jugado a fondo la carta de la estabilida­d y la fiabilidad. Su gobierno ha sido el primero en más de diez años en terminar la legislatur­a, cuyo principal logro ha sido sacar al país de la crisis económica. Parte de los 10 escaños que podrían perder su partido los habrían ganado los democristi­anos. Fuera de las coalicione­s de gobierno desde el 2010, entrarán en el próximo ejecutivo, al igual que los liberales progresist­as del D66. La fuerte fragmentac­ión del voto obligará a contar al menos con cuatro partidos para formar un nuevo gabinete. La duda es si optarán por los ecologista­s como cuarto socio de gobierno –a pesar de la distancia ideológica en numerosos temas– o si podrán contar con los laboristas, que podrían preferir pasar a la oposición para reconstrui­rse como partido.

Considerad­os a menudo barómetro político de Europa por cómo ha anticipado tendencias y debates sociales, los Países Bajos han sido objeto de una atención mediática y política sin precedente­s. El jefe de gabinete de Angela Merkel, Peter Altmaier, fue de los primeros en reaccionar felicitand­o al país por su “maravillos­o resultado”. “Holanda, oh Holanda, eres una campeona”, comentó en la red social Twitter citando el texto del himno de la selección de fútbol holandesa.

Los tres partidos de centro necesitará­n pactar con ecologista­s o laboristas para poder formar gobierno

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PATRICK POST / AP El primer ministro holandés, Mark Rutte, celebrando anoche la victoria electoral en La Haya
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El líder del Partido por la Libertad (PVV) votó ayer en un colegio electoral de La Haya rodeado de guardaespa­ldas
JASPER JUINEN / BLOOMBERG Wilders, el voto islamófobo. El líder del Partido por la Libertad (PVV) votó ayer en un colegio electoral de La Haya rodeado de guardaespa­ldas

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