La dimensión de las cajas
La operación busca recuperar el máximo de las ayudas otorgadas a los dos grupos
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), el ente que posee las acciones de los bancos nacionalizados, hace público un comunicado para dar por concluida la subasta de BMN y pedir su fusión con Bankia.
Se acabó el paripé. Dos días después de que Luis de Guindos, ministro de Economía y Competitividad, dijera que alguna de las presuntas ofertas para comprar BMN “no estaban mal”, la comisión rectora del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) –el ente que tiene las acciones de los bancos nacionalizados– hizo público un comunicado para dar por concluida la subasta. “La fusión de Bankia y BMN es la mejor estrategia para optimizar la capacidad de recuperación de las ayudas públicas”, dijo en una nota.
En realidad, el FROB ha llegado a esta conclusión después de comprobar que no tenía nada. Como reconoció en el comunicado hecho público ayer, había “una única expresión de interés” por BMN por valor de 1.061 millones. Este importe no era una oferta en sí, sino una cantidad meramente orientativa de un potencial inversor, después de mover el cuaderno de venta entre la banca española e internacional y pasárselo a los fondos que se interesaron por la operación. Frente a esa suma, el FROB contrapone las sinergias de la unión de los dos grupos que permitirá obtener más dinero cuando Bankia se privatice totalmente.
La fusión –que no será tal, sino más bien una compra de BMN por parte de Bankia a pagar con nuevas acciones de esta última– deberá pasar el filtro de la aprobación por parte de los consejos de administración y las juntas de accionistas de las dos entidades. Y aunque el FROB tiene el 65% de las acciones de cada una de ellas, este trámite es importante porque no se pueden lesionar los derechos de los accionistas minoritarios. El precio tiene que fijarse en condiciones de mercado y siguiendo los procedimientos que marca la ley.
La operación supondrá el fin de BMN, uno más de los múltiples casos de fusiones de cajas de ahorros realizadas durante la gran recesión que no han sobrevivido. El antiguo Banco Mare Nostrum nació en el 2010 por la integración de las cajas de Murcia, Penedès, Granada y Sa Nostra. Intentó salir a bolsa, pero la persistencia de la crisis y su escaso capital derivó en la nacionalización, que se realizó en marzo del 2013. Ahora, cuando se produzca la integración en Bankia, desaparecerá para siempre y sus accionistas se diluirán en la entidad absorbente.
El Estado mantendrá un 65% del grupo resultante y podrá beneficiarse –como el resto de accionistas– de las economías de escala y los ahorros de costes del grupo. Bankia está ahora mismo sobrada de capital y no hay apenas duplicidad de oficinas, por lo que los analistas confían en que la unión de los dos grupos aportará valor desde el primer momento.
Para Bankia, el salto en tamaño que logrará con BMN –que cedió hace cuatro años el negocio de Penedès en Catalunya a Banc Sabadell– no es muy destacado pero tampoco despreciable. Los activos de la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri pasarán de 190.000 a 230.000 millones; la plantilla se incrementará de 13.500 personas a unas 17.500; y las oficinas, con una gran complementariedad geográfica, aumentarán en 660 hasta alcanzar las 2.500 unidades. De entre todas las opciones posibles, la absorción en curso agrada a los sindicatos porque no se prevé que impacte de forma significativa sobre el empleo.
Bankia gana tamaño y capilaridad en su red de oficinas y tratará de lograr sinergias cuando integre BMN Pese al tibio intento por vender BMN a través de una subasta, el FROB no ha logrado ninguna oferta digna