La guerra siria cumple seis años con un doble atentado suicida en Damasco
Un terrorista se hizo estallar en un complejo judicial y otro en un restaurante
“Oí un ruido, miré a mi izquierda y vi a un hombre vestido con una guerrera militar. En ese momento, levantó los brazos y gritó Alahu Akbar (Dios es el más grande), y entonces se produjo la explosión. Caí al suelo y sentí cómo la sangre me manaba del ojo”. Es el relato de un herido en el primero de los dos atentados que sacudieron ayer Damasco. El hombre, que apareció en la televisión estatal siria con un parche en el ojo, había acudido al Palacio de Justicia de la capital para hacer unos trámites cuando un terrorista suicida se hizo estallar.
La guerra civil en Siria entró ayer en su séptimo año en medio de una ola de atentados. Dos ataques suicidas en menos de dos horas mataron al menos a 31 personas y causaron más de un centenar de heridos en Damasco, en la segunda jornada de terror en la capital siria en cinco días.
El primer terrorista hizo detonar su chaleco de explosivos en el Palacio de Justicia, en el corazón de Damasco, cerca del famoso y siempre abarrotado zoco de Hamidiyeh. Según la policía, iba vestido con un uniforme militar e iba armado con una ametralladora y una granada. “Cuando le dieron el alto en el puesto de control comenzó a correr, entró en el vestíbulo del Palacio de Justicia y se hizo estallar”, relató el jefe del Departamento de Policía de la capital, el teniente general Mohamed Jeir Ismail.
Eran las 13.20 horas y el lugar estaba abarrotado de abogados, jueces y ciudadanos, según explicó un alto funcionario a la televisión estatal. Esta difundió imágenes del interior del recinto, con grandes charcos de sangre en el suelo, lleno de papeles, un zapato olvidado y las baldosas hechas añicos.
El ministro de Justicia, Nayem al Ahmad, afirmó que el primer recuento era de 31 muertos, la mayoría civiles. La agencia de noticias oficial SANA cifró en 102 los heridos.
Menos de dos horas después, un segundo terrorista se hizo estallar en un restaurante del barrio de Al Rabua, en el oeste de Damasco, a unos dos kilómetros del primer escenario. El ataque se produjo cuando tres presuntos terroristas eran perseguidos por agentes de seguridad. Dos fueron capturados mientras que el tercero logró zafarse e irrumpir en el restaurante, donde hizo estallar sus explosivos, explicó SANA, que habló de una treintena de heridos pero no de muertos. Según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el establecimiento es frecuentado por políticos, militares y miembros de las fuerzas de seguridad.
El ministro Al Ahmad calificó el doble atentado como “una represalia contra las últimas victorias del ejército sirio y las victorias políticas de Ginebra y Astaná”, en referencia a las últimas conversaciones de paz en Suiza y Kazajistán.
Ningún grupo ha reivindicado el atentado, el último de varios en zonas controladas por el régimen de Bashar el Asad. El sábado pasado, un doble atentado suicida en la ciudad antigua de Damasco mató al menos a 40 personas (según datos oficiales, el Observatorio asegura que fueron 70 los muertos). La mayoría eran peregrinos iraquíes que visitaban un mausoleo chií. El atentado fue reivindicado por Tahrir al Sham (Liberación de Siria), una alianza de organizaciones yihadistas. El mismo grupo reivindicó, en febrero, un atentado en el centro de Homs, otra ciudad bajo control del régimen. En esa ocasión se trató de una serie de tiroteos y explosiones coordinadas contra dos sedes de las fuerzas de seguridad.
Tahrir al Sham incluye lo que era el Frente al Nusra, un grupo rebelde yihadista –aunque enfrentado al Estado Islámico–, que cambió de nombre cuando rompió formalmente sus vínculos con Al Qaeda el año pasado.
RELATO DE UN SUPERVIVIENTE “Era un hombre vestido de militar; gritó ‘Alahu Akbar’ yse produjo la explosión”
MINISTRO DE JUSTICIA “Es una represalia contra las últimas victorias del ejército sirio”, afirma Al Ahmad