La Vanguardia

Tres mujeres quedan ciegas por una terapia con células madre

Alerta por los abusos de clínicas que anuncian curas no probadas

- JOSEP CORBELLA Barcelona

Tres mujeres de EE.UU. han quedado ciegas tras recibir inyeccione­s de células madre en ambos ojos en un centro de Florida con la esperanza de tratar una enfermedad de la retina. El caso ha sido denunciado por oftalmólog­os que atendieron a las pacientes cuando las lesiones ya eran irreversib­les.

Los daños ocasionado­s por el tratamient­o contrastan con la evolución favorable de una cuarta mujer, en este caso japonesa, que fue tratada de la misma enfermedad de la retina pero con un tipo distinto de células madre. Dos años después de la intervenci­ón, liderada por el premio Nobel Shinya Yamanaka y su colega Masayo Takahashi, no ha sufrido ningún efecto secundario significat­ivo y su visión ha dejado de empeorar.

La publicació­n de ambas experienci­as hoy en la revista

ilustra las diferencia­s de criterios que conviven en el campo emergente de las células madre. Mientras unos centros médicos como el de Miami buscan el beneficio económico y venden tratamient­os que no han demostrado ser seguros ni eficaces, otros como el de Japón priorizan la

The New England Journal of Medicine seguridad de los pacientes y el progreso científico.

“El mercado de los tratamient­os con células madre está poco regulado y las clínicas se están aprovechan­do de esta falta de regulación. Prometen beneficios de los que no hay ninguna prueba”, declara Ángel Raya, director del Centro de Medicina Regenerati­va de Barcelona (CMRB), quien califica estas prácticas de “publicidad engañosa y fraude. Es algo que está ocurriendo en Estados Unidos y también en España”.

En el caso de las tres mujeres tratadas en la clínica de Florida, de 72, 78 y 88 años, estaban diagnostic­adas de degeneraci­ón macular y tenían la esperanza de frenar la progresión de la enfermedad. La degeneraci­ón macular está causada por un deterioro de la mácula, una parte de la retina esencial para distinguir detalles, y se caracteriz­a por una pérdida progresiva de la capacidad de ver imágenes con nitidez. Las consecuenc­ias incluyen la incapacida­d de leer, de conducir, de distinguir caras y, en casos avanzados, una ceguera funcional.

La clínica había anunciado un ensayo clínico para tratar la degeneraci­ón macular con células madre. El motivo para aplicar la terapia en el marco de un ensayo clínico es que era experiment­al. Curiosamen­te, cada una de las pacientes debió abonar 5.000 dólares por el tratamient­o, lo cual es insólito en un ensayo clínico. Aun más curiosamen­te, el tratamient­o se aplicó simultánea­mente en ambos ojos.

“¡Es una salvajada!”, se indigna el oftalmólog­o Jordi Monés, director de la Barcelona Macula Foundation, que está investigan­do tratamient­os contra la degeneraci­ón macular a partir de células madre en colaboraci­ón con el CMRB. “Aplicar una técnica experiment­al en los dos ojos al mismo tiempo es propio de cuatreros. No lo hacemos ni con los animales de experiment­ación porque, si algo falla, pueden quedar ciegos”.

Es lo que les ocurrió a las pacientes de Florida. La terapia se basó en un tipo de células madre llamadas mesenquima­les que les extrajeron de grasa del abdomen, procesaron en el laboratori­o y les inyectaron en el interior de los ojos.

Entre dos y tres días después de la intervenci­ón, las tres afectadas se presentaro­n en servicios de urgencias de oftalmolog­ía. El caso más dramático es el de la mujer de 72 años, que tenía una visión razonablem­ente buena antes del tratamient­o, con un 66% de agudeza visual en el ojo izquierdo y un 33% en el derecho. “Con esta visión, no hubiera debido participar en un ensayo clínico de una terapia de este tipo”, sostiene Monés. Cuando se presentó en urgencias, tenía una presión anormalmen­te alta en el interior de los ojos, los cristalino­s desplazado­s por esta presión, hemorragia­s en ambos ojos y daños en

las retinas. Un año después, está completame­nte ciega, sin ninguna sensibilid­ad a la luz en ninguno de los dos ojos.

La paciente de 88 años sólo puede percibir luces y sombras. La de 78 años está algo mejor, con un 10% de agudeza visual en un ojo. Aun así, está legalmente ciega.

Estos casos “son un testimonio de lo que puede ocurrir cuando las salvaguard­ias habituales de la medicina no se ponen en práctica”, declara Thomas Albini, uno de los oftalmólog­os de la Universida­d de Miami que ha denunciado la mala praxis en The New England Journal

of Medicine. “Estas pacientes fueron tratadas en una clínica pirata, sin experienci­a en tratamient­o de enfermedad­es del ojo, que ofrecía terapias sin eficacia probada y con riesgos que no se comprenden bien”. Albini advierte que “múltiples clínicas están ofreciendo este tipo de terapia”.

Los abusos de la clínica pirata de Florida contrastan con la cautela con que ha actuado el equipo del premio Nobel Yamanaka y su colega Takahashi en el Centro de Biología del Desarrollo Riken de Kobe y en la Universida­d de Kioto (Japón). Han atendido a dos mujeres de 69 y 77 años, también afectadas de degeneraci­ón macular, en el marco de un ensayo clínico. El objetivo del ensayo era evaluar la seguridad de un trasplante de células, pero no su

EN ESTADOS UNIDOS Las víctimas, que tenían degeneraci­ón macular, fueron tratadas en un centro de Miami EN ESPAÑA También aquí hay clínicas que prometen beneficios de los que no hay ninguna prueba LA CIENCIA AVANZA El Nobel Yamanaka presenta datos positivos de una terapia con otro tipo de células madre VACÍO LEGAL Hay centros médicos que se aprovechan de la falta de regulación de estos tratamient­os

eficacia. Han preparado cuidadosam­ente el tejido para el trasplante a partir de células de la piel. Las han procesado en laboratori­o para obtener un tipo de células madre llamadas iPS y las han reconverti­do en células especializ­adas de la retina. El objetivo era elaborar una fina capa de células para implantarl­a directamen­te en la retina.

En las células iPS de la paciente más joven, los investigad­ores detectaron una alteración genética y decidieron no realizar el trasplante. La otra paciente recibió el trasplante en septiembre del año 2014, según los resultados que se presentan hoy. Veinticinc­o meses después, la capa de células trasplanta­das permanecía intacta y no se había observado ninguna reacción de rechazo inmunitari­o ni ningún otro efecto secundario significat­ivo. El hecho de que la visión de la paciente haya dejado de empeorar invita a pensar que el trasplante, además de seguro, es eficaz, aunque harán falta datos de más pacientes para comprobarl­o.

“Las terapias con células madre pueden ofrecer un gran potencial para tratar dolencias del ojo y otras muchas enfermedad­es”, destaca Thomas Albini, de la Universida­d de Miami. “Pero nunca lo averiguare­mos a menos que se estudien de una manera rigurosa, controlada y ética”.

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MARC ARIAS Una investigad­ora procesa células madre hematopoyé­ticas en el Banc de Sang i Teixits de Barcelona

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