La Caperucita Roja de la taiga siberiana
A 34 bajo cero, la niña se internó en el bosque a pedir ayuda
Una niña de tan sólo cuatro años se ha convertido en toda una heroína en la república rusa de Tuvá, al sur de Siberia y fronteriza con Mongolia. Cuando su abuela murió de repente el 6 de febrero, salió de casa para pedir ayuda.
A la pequeña Saglana Salchak no le dio ningún miedo ni que su casa estuviese a más de ocho kilómetros de los vecinos más cercanos, ni que para ello tuviera que atravesar el frondoso bosque nevado en el distrito de Tere-Jolski, a 40 kilómetros del centro regional, y mucho menos que la temperatura invernal llegase a los 34 grados bajo cero.
La hazaña de esta pequeña Caperucita Roja ha saltado ahora a la prensa nacional rusa. “¿No tuviste miedo de ir sola en medio de la taiga?”, le ha preguntado la corresponsal del diario Komsomólskaya
Pravda. “No. Yo sólo anduve, anduve y luego volví”, respondió con su inocencia Saglana, que no habla ruso, en tuvano.
Ese día, la pequeña se levantó temprano y fue a decirle a su abuelo, que está ciego, que la abuela no se movía. Había que hacer algo, porque no sabía cuándo volvería la madre de la niña, Eleonora, que se había ido con su esposo a una aldea cercana a cuidar del rebaño de caballos, el único medio de vida de esta familia de pastores. Así que el hombre tomó una decisión arriesgada y envió a su nieta a la casa más cercana. Sabía que la distancia era de ocho kilómetros, pero al ser ciego no se percató de que todavía no había salido el sol y que eran sólo las seis de la mañana. Aun así la pequeña salió a la calle y, llevando únicamente una caja de cerillas, fue en busca de ayuda.
Saglana siguió el curso del río hasta llegar a su destino. Por suerte los lobos, que hacía poco habían molestado a los pastores, no aparecieron. Estuvo a punto de pasar de largo porque los arbustos no le dejaban ver bien la caseta. “Creo que mi abuela se ha muerto...”, dijo al primer adulto que vio.
Después de su aventura, Saglana pasó varios días en el hospital recuperándose de una hipotermia.
Los Servicios de Emergencias de Tuvá no han ahorrado elogios hacia la pequeña heroína. “Los niños de los pastores están más preparados para estas situaciones extremas que los de la ciudad. Esta chica ya es una profesional: cogió las cerillas, sabía que podía encender una hoguera”, ha explicado el jefe de la división de búsqueda y rescates de Tuvá, Semión Rubtsov.
Según este experto, la forma de vida de los pastores de la taiga ayudó a Saglana en su aventura. “Salió vestida con ropas calientes. Los pastores siempre se abrigan bien, con pieles de ovejas y zapatos con lana en su interior. Además, para nuestra región el frío no era excesivo, tan sólo 34 grados bajo cero. Es lo que se considera un invierno templado”, ha añadido.
Según el portal FlashSiberia, los Servicios de Emergencia quieren condecorar a la Caperucita Roja de Tuvá. No así a su madre, que se ha llevado una regañina de los fiscales por dejar a la pequeña en un lugar remoto con los abuelos, quienes enfermos no podían garantizar la seguridad de la niña. Las autoridades están realizando un informe para los órganos de tutela de TereJolski. De hecho, se arriesga a perder la custodia de su hija.
En su defensa ha salido Elina Zhgútova, miembro del Consejo de Familia y los valores familiares tradicionales, adjunto a la presidencia rusa: “En principio se trata de una madre amorosa normal. Por lo que sucedió ha sufrido más que los legisladores y que los periodistas. Tenemos que ayudarla”, dijo en la emisora de radio Govorit Moskvá.
Por suerte, no aparecieron los lobos que pocos días antes habían molestado a los pastores