Trump pone en marcha el mayor recorte social de la historia
El presupuesto de EE.UU. reduce la ayuda a los pobres, la cultura y la ciencia
No hay dinero contra la pobreza energética o la vivienda asequible, pero sí 4.300 millones para el muro con México
Más armas y menos cultura. Más cañones y menos mantequilla. Más mercado y menos Estado. Donald Trump ha dado a conocer el presupuesto con el que pretende llevar a cabo su proyecto político y que lleva implícito el mayor recorte social de la historia, sólo comparable con las políticas de austeridad adoptadas tras la Segunda Guerra Mundial.
El aumento del gasto militar y en seguridad se compensa con reducciones drásticas en todos los departamentos y agencias. Los servicios diplomáticos, las ayudas a los países aliados y la agencia de protección del medio ambiente se llevan la peor parte. Los programas de beneficiencia, el apoyo a la cultura y a la ciencia se reducen a la mínima expresión. Esta es, en líneas generales, la hoja de ruta del plan denominado
America First (Primero Estados Unidos), que ha estremecido incluso a buena parte de los legisladores republicanos.
La filosofía ultraliberal en que se inspira el proyecto plantea una cura de adelgazamiento del Estado que supondrá además una reducción drástica de la nómina de empleados públicos. Un auténtica reconversión de la Administración federal que conllevará despidos masivos que, sin embargo, el proyecto evita calcular. En concreto sólo tres departamentos aumentan su asignación: Defensa, el 9%; Seguridad Nacional, el 7%, y Asuntos de Veteranos, el 6%. En total son unos 60.000 millones de dólares que se van a restar del resto de los departamentos.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente va a perder buena parte de su operatividad, al reducirse su asignación el 31%. Los científicos que son líderes mundiales en la investigación sobre el cambio climático ya han puesto el grito en el cielo por los consecuencias planetarias de cancelar 50 programas y despedir a 3.200 funcionarios.
El segundo más castigado es el Departamento de Estado, que rebajaría su presupuesto el 29%, afectando especialmente a las partidas de cooperación internacional y a la diplomacia. Ya ha habido una movilización de generales y antiguos jefes del Pentágono advirtiendo que renunciar a la diplomacia equivale a renunciar al liderazgo mundial de Estados Unidos.
Los departamentos de Agricultura y Trabajo también pierden más del 20% de su presupuesto anterior y los programas de ayuda social caen en picado: los inviernos serán más crudos para las familias con bajos ingresos porque el presupuesto de Trump suprime la partida de 3.000 millones del programa contra la pobreza energética. Lo mismo ocurre con otros 3.000 millones que se destinaban a proporcionar viviendas asequibles a familias pobres. Caen asimismo programas sociales de asistencia jurídica.
En el ámbito de la cultura, el presupuesto de Trump termina con el apoyo federal al Fondo Nacional de las Artes, la Fundación Nacional para las Humanidades y la Corporación para la Difusión Pública, el organismo que garantiza la supervivencia de medios de comunicación públicos e independientes.
Para lo que sí quiere dinero Donald Trump es para comenzar el muro en la frontera con México. Pretende 1.700 millones para iniciar las obras este año y 2.600 para continuarlas en el 2018, lo que significa que la construcción va para muy largo, pues los cálculos de los especialistas prevén un coste de la faraónica obra no inferior a 20.000 millones de dólares. Y en cualquier caso queda claro que, de momento, México no va a pagar la pared tal como juró el presidente cuando era candidato.
Mick Mulvaney, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB en inglés) de la Casa Blanca, declaró en la presentación del proyecto a los periodistas que “este presupuesto es el de un presidente que no está en deuda con nadie más que los votantes y que está cumpliendo sus promesas sin consultar con ningún grupo de presión”.
El presupuesto previsto para el año fiscal que comienza en octubre entra ahora en fase de negociación, que se prevé de entrada muy conflictiva. El senador republicano Marco Rubio expresó su escepticismo recordando que “el presupuesto lo hacemos aquí en el Congreso, la Administración sólo hace recomendaciones”.