Un internauta en apuros

Jean de la Bruyère fue un escritor y moralista del siglo XVII que, de haber nacido en nuestros días, hubiera sido un tuitero de gran audiencia, pues usaba frases cortas y bruscas, pero al mismo tiempo incisivas y audaces para sus definiciones. Saint-Simon dijo de él tras su muerte repentina en Versalles que supo hacer la semblanza de las gentes de su tiempo y de las nuevas costumbres de una manera inimitable. De todos modos, no debían de gustar a todo el mundo sus definiciones, pues se rumoreó que podía haber muerto envenenado por alguien mencionado en su obra Caracteres, donde repasaba a la sociedad de su tiempo con agudeza y sin contemplaciones, las virtudes del tuitero.

Pero cualquiera que haya navegado por Twitter sabe que no todo lo que circula en esta red social es talento expresivo y mucho menos maldad disimulada. Al contrario, a menudo es fácil toparse con lo peor del ser humano. Y a veces, directamente, con seres humanos que no merecen tal condición. A uno de ellos, el juzgado de instrucción de Cerdanyola lo acaba de condenar a ocho meses de prisión por la publicación de tuits xenófobos contra los catalanes, entre los que se incluía uno en el que se mofaba de las víctimas del accidente del vuelo de Germanwings, que salió de Barcelona el 24 de marzo del 2015 con destino Dusseldorf , y que decía: “Poca mierda veo en Twitter para haberse estrellado un avión lleno de catalanes”. La fiscalía en su investigación comprobó que el internauta había publicado multitud de mensajes de naturaleza racista y xenófoba en su cuenta de Twitter. El acusado ha aceptado la pena, por lo que se convierte en la primera sentencia firme por catalanofobia en Catalunya.

El citado Jean de la Bruyère, que podía ser ácido pero no un canalla, lo había advertido en su tiempo: “La mayoría de los hombres emplean la mitad de su vida en hacer miserable la otra”. Y eso que aún faltaba más de trescientos años para que se inventara Twitter.