May niega a Escocia un referéndum hasta que se vea el resultado del Brexit
El SNP plantea alternativas como una declaración unilateral de independencia
“Ahora no toca”, ha dicho Theresa May a los escoceses respecto a la celebración de un segundo referéndum de independencia. No se ha negado a autorizarlo en el futuro, pero sí a que sea “antes de que se vean con claridad los resultados del Brexit”. Y ha adelantado que irá acompañado de fuertes condicionantes, como el apoyo unánime del parlamento de Westminster a la consulta, e incluso una mayoría absoluta del SNP en las elecciones autonómicas del 2021. La primera ministra británica piensa que su predecesor, David Cameron, fue un ingenuo en su trato con Edimburgo, y que a ella no le va a pasar lo mismo.
Un anuncio parecido se esperaba, pero ello no impidió una respuesta airada de la líder nacionalista escocesa, Nicola Sturgeon, quien calificó el rechazo como “un argumento en sí mismo para conseguir lo antes posible la soberanía, ya que Westminster se cree con el derecho a bloquear el mandato de un gobierno democráticamente elegido y con mayoría en el Parlamento de Holyrood”. Fuentes del SNP han sugerido que si May se niega a permitir la consulta en un plazo razonable, explorarán “vías a la catalana”, como un referéndum extraoficial o la declaración unilateral de independencia. Las hostilidades entre las dos reinas británicas, Theresa en el papel de Isabel I y Nicola en el de María Estuardo, son cada vez más intensas. La inglesa considera una mala pasada que su rival plantee la cuestión de la independencia cuando van a empezar unas dificilísimas negociaciones del Brexit que en el mejor de los casos tendrán colapsada la burocracia de Westminster durante dos años. Y la escocesa ve la negativa al referéndum como una afrenta a todo el país que pone de manifiesto “la condescendencia imperial y colonialista con que nos trata Inglaterra” (en palabras de un diputado del SNP).
En cualquier caso la temperatura del debate constitucional se ha elevado varios grados. May necesita ganar tiempo (la reina puso ayer su rúbrica a la ley del Brexit, y Londres se dispone a notificar a Bruselas su salida de la UE la última semana de este mes), y para Sturgeon el obstruccionismo inglés no constituye ninguna gran tragedia, porque es imprevisible cuál sería el mejor momento para el referéndum. La búsqueda de la independencia es la razón de ser de su partido, y ella ya ha cumplido. En el fondo todo depende de cómo funcione el Brexit, si resulta un éxito o una catástrofe, y en este último caso, a quién echan la culpa los votantes. Además, cuanto mayores sean las trabas que ponga Downing Street, más aumentará el apoyo al nacionalismo (un estudio señala que un 72% de los jóvenes escoceses de entre 16 y 24 años quiere la independencia).
“Es el momento de remar juntos, no en direcciones contrarias”, dijo Theresa May al rechazar la consulta en el marco temporal exigido por Edimburgo (antes del otoño del 2019, o justo después del Brexit). Pero no descartó que se celebre uno, concluidas las negociaciones con Europa y cuando el divorcio de la UE haya tomado forma. Política y constitucionalmente, por mucho que quiera, no puede hacerlo.
La reina firma la “ley de desconexión” y Londres informará a Bruselas del divorcio la última semana del mes